Los presupuestos de que dispondrá Pollença para este año superan los 24 millones y medio de euros. La cifra supondrá un incremento de un 2,93 % con respecto a la cifra de 2020. De esta cifra, 970.000 euros irán dedicados al área de Benestar Social, a los que se añadirán 350.000 euros procedentes de una modificación de crédito para la compra de alimentos y otros gastos de urgente necesidad social.
Entre los proyectos que iniciará el Ajuntament en este año se encuentra la digitalización del archivo del área de Urbanismo, que contará con una partida de 60.000 euros. Otros proyectos destacados serán el proyecto de rehabilitación del Cine Capitol, con 80 mil euros de coste o la pista de patinaje, que costará alrededor de 35.000 euros. Esta partida está dentro de la destinada a mejora de las instalaciones deportivas.
Mejora social
El gasto social también tendrá un claro protagonismo en partidas como las destinadas a la compra de pisos de acogida por un valor de 350.000 euros o un solar para la construcción de viviendas de VPO por valor de 400.000 euros. A estos gastos se añadirán los destinados a ayudas directas a los sectores más perjudicados por la pandemia.
«Nuestro modelo turístico garantiza la recuperación económica».
El alcalde de Pollença, Tomeu Cifre, es prudente cuando se habla de recuperación. Consciente de que los factores que influirán en esta son muchos y no todos están bajo su control, confía en que el verano traiga normalidad.
— ¿Cual es el factor clave de la recuperación?
Que el turismo sea de calidad y seguro. Nuestro turismo está basado en el alquiler vacacional y hoteles pequeños lo que nos ayuda a mejorar esta seguridad en todos los aspectos. Es un modelo turístico bueno para garantizar la recuperación económica.
— ¿Tendremos un verano de normalidad?
Soy escéptico porque dependemos de muchos factores ajenos al municipio. La vuelta de turistas depende de los países emisores y de la situación sanitaria, tanto la de aquí como la de fuera. Pero aún así esperamos que a mediados de junio pueda arrancar la temporada. Es posible que a principios de julio podamos volver a una situación más o menos normal. Esto depende del ritmo de vacunación que hayamos alcanzado, que ahora es lento. Tenemos que ser un municipio con una situación sanitaria muy buena para poder ofrecer seguridad.
— ¿Cambiaría alguna de sus decisiones en esta crisis?
En el Ayuntamiento hemos ido en función de las disposiciones de los Gobiernos Central y Autonómico, poca cosa podíamos hacer más que ceñirnos a la normativa. Hemos tenido una situación sanitaria buena, lo que quiere decir que se han hecho las cosas bien, aunque cuando lo ves con perspectiva y analizando la situación, se podrían haber mejorado. Al final lo más importante es la salud de las personas y ha sido buena, quitando algunos picos muy puntuales, por lo que hemos cumplido con creces aplicando la normativa.
— ¿La capacidad de respuesta de las administraciones debería mejorar?
La capacidad de respuesta debería mejorar en muchos aspectos, pero la COVID no ha modificado las reglas del juego. La normativa es la misma y la administración sigue siendo lenta y poco ágil. Si no mejoramos la eficiencia administrativa no podemos dar mejores resultados de cara a la ciudadanía.
«Fomentaremos Pollença como destino seguro»
La crisis del turismo se ha cebado con Pollença, uno de sus puntos estratégicos en la Isla. La regidora Maria Buades asume la tarea de revivir el sector. «La crisis ha afectado tanto la economía como el estilo de vida de la población.
Nos enfrentamos al reto de la reactivación económica a través del impulso del turismo y para ello confluyen muchos factores, como compañías aéreas, turoperadores, sanidad, comercio, restauración, alojamiento, etc. El turismo engloba todo el tejido empresarial, económico y social del municipio, es transversal. Fomentar la confianza en Pollença como destino seguro, mejorar la competitividad y la promoción serán las claves» afirma.
«Aumentaremos personal para atender a todos».Francisca Cerdà Nadal,Regidora de Benestar Social
Para Francisca Cerdà, regidora de Benestar Social «el principal problema ha sido la incertidumbre. Las personas, las familias, los propios profesionales compartíamos la angustia de cómo poder abordar los problemas derivados de esta crisis, tanto económicos como sanitarios, además de los sociales y emocionales.
En este último año sobre todo se han atendido a personas y familias con escasos o incluso nulos recursos económicos y por tanto, en riesgo de exclusión social». Su área afronta grandes retos, ya que «las demandas recibidas se han cuadruplicado por lo que es necesario aumentar el personal y mejorar las infraestructuras».