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Fallece el 'pare' Barceló, exdirector del Col·legi Sagrats Cors de Sóller

Bartomeu Barceló nació en Porreres en 1924.

| Sóller |

El Padre Bartomeu Barceló Roig, Misionerso de los Sagrados Corazones, falleció este martes a los 96 años de edad en la Comunidad de Palma. Después de una vida religiosa de más de 80 años, la voluntad del Pare Barceló era que su cuerpo fuese incinerado y que sus cenizas se llevaran a Lluc, este rincón de la Serra de Tramuntana que tanto quería y donde en julio de 1940 finalizó sus estudios de Humanidades para ingresar después como novicio en Sant Honorat, cuando todavía no tenía ni 16 años. Todos los que durante su dilatada vida conocieron personalmente al Pare Barceló lo recordarán como una persona extremadamente activa, físicamente fuerte y saludable, y un gran amante de la naturaleza. El Pare Barceló nació en Porreres el 31 de octubre de 1924, hijo de Sebastián y de Apolonia. Después de estudiar en Lluc, donde seguramente se afianzó su vocación religiosa y su interés por el entorno, finalizó su noviciado en La Real en 1941, profesando un año después como Misionero de los Sagrados Corazones.

Estudió Teología y Filosofía siendo ordenado como sacerdote en junio de 1949. A partir de este momento tuvo diferentes destinos, siendo especialmente larga y recordada su permanencia en el Convent de Sóller, aunque también estuvo en Madrid, en Lluc y en Roma, donde se doctoró en Teología.

Muchos recuerdan que el secreto de su longevidad y dinamismo era su férrea disciplina, que incluía diariamente desde trabajos intelectuales a físicos, las largas caminatas por el Valle de Sóller, el cuidado del olivar del Convent, las clases de inglés y de gimnasia y su dedicación a la apicultura. Esta última afición le llevó a escribir la obra El món de les abelles un trabajo divulgativo de gran rigor del que se sentía especialmente orgulloso. El Pare Barceló fue uno de los últimos coritos en dejar el Convent de Sóller para pasar la penúltima etapa de su vida, de forma recogida, pero todavía muy activa, en Sant Honorat, desde donde, ya nonagenario, realizaba cada día a pie el recorrido hasta Cura.

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