La actividad agrícola o ganadera no se concibe sin la figura de la mujer. Pese a ello, son pocas las féminas que reciben una remuneración salarial o que tienen una figura legal reconocida. Así lo demuestran los datos de afiliación a la Seguridad Social donde solo el 23 % de las personas registradas en el sector de la agricultura y ganadería en Balears son mujeres. O lo que es lo mismo, hay más de cuatro hombres por cada mujer trabajadora en el sector primario.
Las cifras son todavía peores si se compara el tiempo dedicado al trabajo remunerado en el campo, donde las diferencias por sexo son más notables. Mientras 1.201 hombres trabajan a tiempo completo, solo están registradas 187 mujeres. Lo que demuestra que mayoritariamente las mujeres ‘ayudan' en las explotaciones agrícolas sin cobrar por ello.
Poner en valor el trabajo de estas mujeres y conocer la realidad del sector primario insular es el objetivo del plan de igualdad que ha lanzado la Conselleria d'Agricultura i Pesca y que ayer presentó la primera diagnosis de las mujeres en el campo y el mar. «En el sector primario la mujer continúa estando invisibilizada y su trabajo no es reconocido pese a que ha estado presente desde siempre», apuntó la consellera Mae de la Concha durante la presentación del estudio que han realizado los Serveis de Millora Agrària i Pesquera (Semilla) dirigidos por GeorGina Brunet.
Las cifras son mejores si se analiza la titularidad de las explotaciones agrarias en las islas. En Mallorca hay 3.604 mujeres que dirigen una finca agrícola o ganadera. En datos porcentuales para el conjunto de Balears, significa que solo el 33 % de las personas titulares de explotaciones son mujeres. Pese al bajo porcentaje, la directora del Institut Balear de la Dona, Maria Duran, recuerda que este 33 % es superior a la media española que se sitúa únicamente en un 25 %. «Estos datos nos hacen tocar de pies en el suelo», recordó Duran. La realidad en el sector pesquero es todavía más desigual, con un 2 % de mujeres como tripulación de embarcaciones pesqueras. Solo en las industrias agroalimentarias es donde encontramos una realidad más igualitaria.
«El problema de la presencia de la mujer en el sector, más allá de cuestiones históricas, es la falta de reconocimiento económico y social de su trabajo», señaló Georgina Brunet, quien recordó la importancia de conseguir que en los registros consten como trabajadoras así como «implementar políticas de corresponsabilidad en todos los trabajos».
De momento, la Conselleria ha editado un calendario con una serie de objetivos para cada mes, donde destaca la necesidad de visibilizar un trabajo que, durante generaciones, se ha realizado sin reconocimiento expreso.
«Dirigir la finca es un reto personal, ¿por qué debía delegarlo en un hombre?»
Miquela Vanrell (Alcúdia, 1979) es un claro ejemplo de que la actividad agraria no entiende de sexos. Hace seis años esta ingeniera informática heredó una explotación agraria en Alcúdia y decidió cambiar de tercio y apostar por la agricultura. Hoy produce legumbres de cultivo ecológico, todo un reto en Balears. «Cuando empecé fue un reto personal, por qué debía delegar el trabajo de la explotación en un hombre como me decían algunos?», recuerda. Vanrell tiene claro que si la tarea de los agricultores ya está menos valorada, el papel de la mujer es todavía más invisible.