Diego Belmonte, patrón del bar The Chippy, lleva más de 50 años con las puertas abiertas en Punta Ballena. También durante todo el crítico 2020 y es el único restaurador que permanece al pie del cañón estos primeros días del no menos complicado 2021. Eso es, con la barrera levantada. Su bar es el único abierto en Punta Ballena y asegura que la calle «no ha muerto, pese a que hayan querido matarla. Todavía existe y se va a volver a levantar gracias al esfuerzo de la Asociación Emitra, que lucha por nuestros derechos».
El jefe de The Chippy se queja de que los restauradores de la zona «no han tenido ayuda de ninguna administración cuando tuvieron que cerrar tres meses por un problema de orden público, una trifulca que hubo con un coche, fuera de horario comercial. Nunca vamos a perdonar al Govern el cierre de toda la calle en pleno verano, que es cuando hubiéramos podido ganar dinero para sustentar a nuestras familias». Sin saber cómo pagar los seguros sociales y la factura de la luz, el restaurdor lamenta la imagen que durante años se ha dado de Punta Ballena: «De acuerdo que ha habido gamberrismo, pero siempre en la calle. Los negocios han tenido su seguridad, dentro no ha habido problemas». «No quiero culpar a nadie pero las fuerzas y cuerpos de seguridad aquí no han cumplido con su labor», asegura mientras mantiene su bar a flote.