Este viernes se cumplen dos años de la trágica torrentada que asoló el Llevant de Mallorca. Fueron muchas las historias personales, las duras experiencias vividas, los sentimientos de impotencia, de pérdida, de tristeza... Jairo Mosquera, residente en Sant Llorenç, ha querido relatar como vivió, en primera persona, esta torrentada para mostrar al mundo las dificultades de comunicación que tuvo al ser una persona sorda. Hacerse entender cuando uno no oye ni habla, sobre todo en situaciones de desesperación como fue el episodio de la torrentada, es muy complicado.
Desde la Federació de Persones Sordes de Baleares han colgado un vídeo en youtube en el que Jairo, que vive en la zona afectada, relata su historia. Cuenta, en el lengua de signos, que se desplazó a Palma para asistir a un curso de informática. «Todo estaba bien. Luego al acabar una reunión cogí el coche para ir a casa y en la rotonda que va a Sant Llorenç ya me encontré una larga cola de coches. Ni la Policía ni la Guardia Civil me dejaron pasar, hablaban muy rápido y no conseguía entenderles, no me hicieron caso».
Toda la comunicación estaba cortada, los móviles no funcionaban. Jairo Mosquera se desplazó a casa de su prima en Manacor y allí empezó a ver las noticias con las terribles imágenes en las que pudo identificar su vivienda. «No me lo podía creer, pensé que era muy parecida pero que no era la mía». A la mañana siguiente se trasladó a su casa. «Empecé a ver piedras y barro por todo. Mi casa tenía la puerta abierta, enfrente había una pila de coches, unos encima de otros, era horrible. Lo tuve que tirar todo a la basura. Sino hubiera tenido el curso no se si seguiría vivo o habría muerto». Relata las dificultades que tuvo a partir de este momento para comunicarse al no haber intérpretes del lengua de signos. De esta manera reivindica una implicación de las administraciones en la vida diaria «para que se pueda contactar con intérpretes de manera inmediata y agilizar el trato directo a las personas sordas».