El alto precio que el mercado paga por la algarroba mallorquina, sumado a la crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus, está provocando un aumento en el número de robos de cosechas del mencionado fruto seco.
Así lo confirma el secretario general de la asociación agraria Unió de Pagesos. En declaraciones a este rotativo, Sebastià Ordines, apunta que es «evidente» que este año hay más robos de cosechas de algarroba debido al incremento del precio que el kilo de este fruto seco viene experimentando en los últimos años. Un valor en alza al que este año se une el inicio de una profunda crisis económica que aboca a algunos a acciones delictivas como el robo cosechas.
En esta campaña, el precio del kilo de algarroba oscila entre los 70 y 75 céntimos, aunque según las variedades puede alcanzar los 90, ya que el noventa por ciento del valor de la algarroba lo marca la calidad de la semilla. Un precio considerablemente alto al tratarse de un cultivo fácil de recolectar y con vainas de un tamaño grande.
Adaptación
Según Ordines, los episodios de robos de cosechas de algarrobas se producen en toda la geografía de la Isla, pese a que no todos trascienden a los medios como los casos registrados en Sant Llorenç y Son Servera, donde la Guardia Civil, en un servicio preventivo, pudo detener a los autores de la sustracción de 300 kilos de algarrobas tras sorprenderlos in fraganti. Un arresto que originó el inicio de una investigación para comprobar si se trataba de un caso aislado o de una trama organizada. Tras diversas gestiones en varios establecimientos de compra de algarrobas, la Benemérita pudo certificar que los detenidos habían vendido en días anteriores, aproximadamente una tonelada de algarrobas robadas.
Para evitar este tipo de prácticas delictivas, el secretario general de Unió de Pagesos solicita a los compradores de frutos secos la obligatoriedad de exigir a los vendedores la presentación del Documento Nacional de Identidad (DNI), con el fin de controlar si quien vende el producto es el propietario de la finca, un autorizado por este o, por el contrario, alguien ajeno a la explotación que recolecta el fruto de manera irregular.
Si otros años, los payeses de Mallorca, tenían más ‘celosas' las cosechas de almendra, en los últimos tiempos las de algarroba han ocupado su lugar. En gran medida, según Sebastià Ordines, debido al uso gastronómico que se ha dado a este fruto seco y a los azúcares naturales que atesora. Asimismo, añade el líder de Unió de Pagesos, se trata de un cultivo que se adapta perfectamente al cambio climático y que ha demostrado su resistencia a la plaga de Xylella. Mallorca es uno de los principales productores de algarroba de toda España.