En uno de los veranos más atípicos, el turismo náutico no parece haberse visto muy afectado. En el Port de Sóller, uno de los destinos más visitados por los navegantes por su especial encanto y por ser el único refugio natural importante del sector norte de la Serra de Tramuntana, los barcos de todo tipo han vuelto a llenar estos días la bahía. Igualmente el puerto autonómico y la zona de gestión privada del muelle están a rebosar de embarcaciones, algunas de ellas de gran lujo.
Por supuesto esta gran afluencia de embarcaciones puede ser positiva debido al gran poder adquisitivo que tiene este tipo de turismo, lo que repercute en muchos de los establecimientos del núcleo costero.
Por contra, también se repite un año más el daño ambiental de un excesivo fondeo sin demasiado control en la bahía.
La limitación del fondeo sobre la pradera de posidonia sigue siendo la asignatura ambiental pendiente en la bahía de Sóller, y muchos piden que se repitan los controles del pasado verano realizados por la Conselleria de Medi Ambient y que dieron buen resultado. «Conservar en buen estado el agua de este rincón de Tramuntana también repercute en el turismo, y este verano ya habido algunos problemas», recuerdan algunos usuarios.