En los primeros días de aislamiento por la crisis el coronavirus descubrimos desde las ventanas el canto de los pájaros. El silencio de las calles sin humanos y sin coches dejaba paso a la naturaleza.
Una de las primeras imágenes en surcar las redes sociales fue las de las aguas cristalinas de los canales de Venecia. Los ciudadanos, y el resto del mundo, veían una ciudad diferente con vida en el fondo de las aguas que normalmente están llenas de embarcaciones y turistas.
En Mallorca estos días de aislamiento también ha disminuido la presencia de humana por las calles. Un hecho que ha propiciado que nuevos vecinos lleguen a nuestras aguas, playas, montañas y calles. Los delfines se han convertido en asiduos en las costas, hace unos días un grupo de patos paseaba tranquilamente por el Paseo Mallorca de Palma y las aguas del puerto han regresado a su color azul.
Ahora, Rafel Ginard ha compartido una fotografía de una Cala Mesquida idílica en la que solo pasean por su arena un grupo de cabras. «Me parece espectacular y además me da alas para imaginar como podía ser Mallorca hace cien años», comenta el tuitero.