Centenares de jóvenes disfrutaron un año más de la batalla de algarrobas que se celebra en Llucmajor desde hace unos años coincidiendo con la festividad de Santa Càndida.
El inicio de la fiesta liderado por los quintos fue en la plaza de España. Todos iban armados con pistolas, globos de agua y algunos, más previsores, con flotadores. Allí sobre el cadalso se dio lectura al pregón de la fiesta para después todos los participantes, al ritmo de la música, desfilar hasta la plaza Rufino Carpena.
Agua, algarrobas estrucades y paja fueron los ingredientes para una batalla donde la única consigna es divertirse. Mil quinientos kilos de algarrobas fue la munición que este año los participantes de la ya consolidada fiesta emplearon en la gran batalla campal.
Este año los anfitriones de la fiesta eran los Quintos nacidos en 1999 que como sus predecesores en ediciones pasadas fueron los encargados de organizar el festejo con la colaboración del Ajuntament de Llucmajor. Este año el pagès y la pagesa hicieron su entrada triunfal en un bici-carro adornado para la ocasión. Así, precedidos por la charanga Final Feliç fueron jaleados por los numerosos participantes concentrados en la plaza. Tras el encuentro se inició el recorrido hasta el campo de batalla precedidos por la charanga.
La fiesta, la diversión, consiste en lanzarse agua y kilos y kilos de garrova estrucada. En la edición de este año hay que señalar la gran participación de los jóvenes. Una situación que ha convertido el acto en uno de los más concurridos de los festejos de la copatrona de la ciudad, Santa Càndida.
La fiesta continuará este sábado con la revetla de Santa Càndida. Por la tarde, antes de la verbena, se celebrará el tradicional pasacalles con los distintos elementos festivos, capgrossos y gegants acompañados por los xeremiers de sa Marina.