El poblado que el prestigioso arquitecto Josep Ferragut diseñó para que lo habitaran los trabajadores de la central de Alcanada, que Gesa construyó a principios de los 60 en Alcúdia, se reconvertirá en un complejo residencial. La nueva propiedad quiere mantener la esencia del diseño original de 1957, pero incorporando a la vez algunos lujos de la vida moderna, entre otros 16 piscinas privadas y dos comunitarias.
El conjunto, protegido en el catálogo municipal de Alcúdia por su valor patrimonial, fue propiedad hasta hace dos años de la eléctrica. Salió a la venta en 2015 por 3,1 millones de euros tras alcanzar Endesa un acuerdo con los tres últimos inquilinos que en aquél entonces aún habitaban legalmente el lugar y que compartían su día a día con numerosos okupas. La venta tardó dos años en cerrarse y no trascendió el precio final de compra.
Se confirmaba así en 2017 una operación inmobiliaria sobre la que ya se especulaba en Alcúdia desde que a mediados del 2000 los prejubilados y viudas recibieran los primeros avisos de desalojo. Las denuncias de abandono y falta de mantenimiento fueron en aumento y la crisis favoreció la okupación de las casas vacías.
En 2015 el hoy regidor de Més, Tomàs Adrover, denunció la «dramática situación humana y patrimonial».
La noticia de que un inversor quería comprar el conjunto para construir allí viviendas vacacionales (su ubicación es privilegiada a unos pasos del mar) corrió como la espuma. Pero la protección patrimonial de la que goza el complejo impidió que la compra se cerrara de forma rápida.
Finalmente, en 2017 Endesa y el Ajuntament confirmaban que una inversora asturiana afincada en Madrid acababa de comprar el poblado. Esta dejaba clara su intención de devolverle su esencia. Ahora, dos años después, salen a exposición pública sus planes de actuación.
La inversora planea rehabilitar el exterior de las 30 viviendas existentes demoliendo los elementos que fueron añadidos al diseño original de Ferragut. No obstante, se reodenarán los interiores, de manera que viviendas antes separadas serán ahora una única casa. Quiere construir 18 piscinas, 16 de ellas de tamaño familiar junto a 16 de las casas, y dos de ellas de tamaño mayor, aparentemente comunitarias.
El viejo economato/casino (toda una revolución en los 60) pasará a tener un uso residencial y será un pareado. La idea es mantener el mismo número de viviendas existentes en la actualidad (30) pero sin aumentar la densidad residencial que establece la normativa urbanística. Así, la antigua capilla y la casa del capellán pasarán a tener un uso sociocultural y no residencial.
El proyecto, que salió el sábado a exposición pública, deberá recibir el visto bueno del Ajuntament que exigirá que se cumplan los requisitos de rehabilitación fijados en su catálogo municipal. La promotora cederá al Ajuntament las zonas verdes y las calles del poblado.
Central de Alcanada
A solo unos metros del poblado (inicialmente formaban parte de la misma unidad de actuación), se encuentra la vieja central eléctrica diseñada por el también prestigioso arquitecto Vázquez Molezún. El Consell quiso reconvertirlo en un museo de las artes y las ciencias. El complejo industrial está protegido en el catálogo municipal desde el año 2007, pero la Endesa alega que la central (cerrada desde 1984) superó hace años su vida útil y existe un riesgo de seguridad y contaminación. El Ajuntament espera desde 2016 que Patrimoni decida sobre el caso y determine si debe ser declarada Bien de Interés Cultural.