Las ya exóticas imágenes de exceso y desenfreno en la calle Punta Ballena siguen adornado las crónicas veraniegas de los tabloides británicos, pero esta forma de hacer turismo, como el toro y la flamenca, empieza a adquirir los visos de un souvenir del pasado. El cambio en Magaluf es un hecho y los datos lo confirman. El principal: el perfil del turista más conflictivo que visita la principal zona turística de Calvià se ha reducido a la mitad en los últimos cinco años.
Según datos facilitados por la Asociación de Hoteleros Palmanova–Magaluf, en el año 2013 un tercio de los turistas que recibía el destino eran jóvenes y estudiantes, «segmento al que pertenece la clientela más conflictiva». Un porcentaje del 33 por ciento que en el 2018 quedó reducido al 16, frente al 80 por ciento correspondiente al perfil de turistas que conforman las familias, parejas adultas y séniors.
A esta corriente de cambio impulsada por las empresas hoteleras, con la complicidad del Ajuntament de Calvià, se han sumado importantes touroperadores. Es el caso del ‘gigante' Thomas Cook, que ha decidido suspender a partir de este año el programa de ofertas para jóvenes estudiantes, con el que miles de postadolescentes viajaban cada año a algunos de los hoteles más económicos del destino.
El presidente de la asociación hotelera, Sebastián Darder, apunta que este cambio de mentalidad empresarial ha sido fundamental para «transformar Magaluf en lo que fue, un destino líder, seguro, divertido y tranquilo», para los españoles y para las clases medias del centro y norte de Europa.
Darder recuerda también que cuando Melià Hotels y el resto de compañías hoteleras presentes en la zona planificaron el proyecto de transformación para reposicionarlo en un nivel superior de calidad, seguridad y reputación, partían con una importante desventaja competitiva: el destino se había convertido en uno de los preferidos por los turistas «aficionados a la borrachera y el desfase», al amparo de la crisis económica y de una falta de inversiones y de visión a largo plazo por parte del sector público y privado. En este sentido, el presidente de los hoteleros señala que la reversión de esa coyuntura fue posible gracias al salto que dieron algunas empresas, con el apoyo del Ajuntament de Calvià. Cinco años después, Magaluf mantiene ocupaciones que superan el 90 por ciento en los meses de verano, con un perfil de cliente de mayor poder adquisitivo, «mucho más rentable para el municipio y su comunidad», asegura Darder.
Por su parte, el Consistorio mantiene su compromiso de abundar en la nueva senda de cambio y seguirá centrando sus esfuerzos en la erradicación del turismo de excesos que todavía ofertan algunas empresas como las que organizan party boats.