No hay rincón de Lloseta desde el que no se vea la mastodóntica cementera de Cemex, que este martes anunció su inminente cierre. 52 años hace que la fábrica -en sus inicios Portland Mallorca hasta que en 1992 Cemex la adquirió- se instaló en el municipio y muchos de sus trabajadores actuales no conocen otra Lloseta sin esas instalaciones en su paisaje. El cierre era el tema de este miércoles en las tertulias de los bares y también en los corrillos de calle. Los vecinos aseguran que Lloseta «perderá mucho, la fábrica daba dinero y trabajo, a gente de aquí y de otros sitios, también a los negocios que se beneficiaban indirectamente de ella y, sobre todo, al Ayuntamiento», que ya ha pedido una reunión con la empresa.
El sentir de los vecinos no dista mucho del de los trabajadores afectados, 105 directos y unos 150 indirectos. «Estamos preocupados porque no sabemos qué pasará y cuál es nuestro futuro. Hasta el 5 de noviembre, cuando se reunirán las fábricas afectadas, la empresa no dirá cómo queda todo», comenta un empleado de Cemex, que explica que hace tres semanas o un mes se les entregó una hoja sobre la reestructuración en Europa y, en ella, «había un listado de fábricas y la nuestra estaba apartada».
Los trabajadores han solicitado un paro general de las instalaciones a la espera de la negociación con la empresa. «Lo hemos hablado, pero si quieren cerrar, cerrarán. Lo que tienen que hacer es que nos paguen lo que toca y ya está».
El futuro de los trabajadores
Algunos vecinos recuerdan que no es la primera vez que las noticias de cierre, recortes y reducción de sueldos pesan sobre la cementera. «Hace cinco años, se les propuso a los trabajadores un recorte salarial del 25%», recuerda Llorenç Villalonga, quien explica que «hace años la plantilla era mucho más grande, pero poco a poco se han ido perdiendo puestos de trabajo». Con la confirmación del cierre, muchos empleados vislumbran un futuro laboral complicado: «Hay gente que lleva casi treinta años allí y saben hacer lo de la fábrica y solo eso. ¿Qué harán? Pues no lo saben», lamentan. Desde los sindicatos advertían que tratarán de negociar con Cemex para que parte de las plantilla sea reubicada en otras sedes.
Según ha confirmado Cemex España, la fábrica cerrará y se presentará un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). «Según dicen, quedará como almacén y el cemento se traerá de las instalaciones de Alcanar, en Tarragona, a Baleares. Para eso no necesitan tener a 105 personas trabajando aquí», valoran por el pueblo. «Lloseta se beneficia de la fábrica, pero también Binissalem y otros municipios. Y el Ayuntamiento, que percibe cada año más de 200.000 euros de Cemex».
Tema de tertulia
En el bar Altura, a la entrada de Lloseta, a pie de barra Cemex es tema de conversación. Leen la información en la empresa y trabajadores y vecinos comparten impresiones. Pep está jubilado y fue trabajador de dicha fábrica durante 37 años. Recuerda positivamente su paso por dicha empresa, así que ahora lamenta el cierre. «Es una pena porque era importante para Lloseta, ha dado mucho dinero», recuerda.
En la calle, conocemos 'La Moncloa' de Lloseta. Un grupo de jubilados que suele hacer tertulia diaria. «El cierre es un perjuicio grande. Es una lástima porque daba alegría a Lloseta, mucho dinero y era buena cosa para el Ayuntamiento. Gracias a la fábrica ha venido mucha gente durante años a vivir a Lloseta y eso beneficiaba y daba trabajo indirectamente a otras empresas», cuenta Onofre.
Bernat explica que el pueblo «no se esperaba esto, ha sentado muy mal y perjudicará al pueblo».
Instalaciones
Otro de los temas que este miércoles se analizaba es qué ocurrirá con la planta «Lo lógico sería que la desmontaran y dejaran sólo lo que se necesita como almacén». Otro vecino, que dice haber recibido la noticia con tristeza, explica que dentro de las instalaciones hay mucha maquinaria que ahora no necesitarán. «Tendrían que quitarlo todo, pero no sabemos si se harán cargo o la cerrarán y se quedará allí tal cual la vemos ahora».
El protagonismo de Cemex es mayúsculo en Lloseta en estas últimas horas. No hay nadie en Lloseta que no lamente el cierre. La incógnita es ahora en qué condiciones quedarán los trabajadores y que sucederá con las instalaciones.