Mal año para las aceitunas y el aceite de oliva en el Valle de Sóller y probablemente en toda la Serra de Tramuntana. La elevada humedad que los olivares de Sóller y Fornalutx han mantenido durante el verano, debido a lluvias copiosas en junio, julio y agosto han provocado una gran explosión demográfica de la mosca de la aceituna lo que añadido a la poca producción en la mayoría de las zonas del valle, precipitará la cosecha hasta valores inferiores a un 30 por ciento de los del año pasado. El 2017, además apenas se notó la presencia de la plaga de estos dípteros.
Aún así desde la Cooperativa agrícola Sant Bartomeu se recuerda que la cosecha de la temporada anterior fue excepcional ya que solamente en las tafones de esta entidad se molturaron para la producción de aceite unas 1.500 toneladas.
Margalida Morey, técnica de la Cooperativa estima que este año esta cantidad llegará, a lo sumo, a las 400 toneladas, aunque recuerda que hace dos años la cosecha fue incluso bastante inferior a esta cantidad. Estas cifras corresponden a la producción adscrita a la DO Oli de Mallorca elaborada por la centenaria cooperativa local.
Oliva de mesa
En cuanto a la oliva destinada a su consumo en mesa –una opción muy rentable para los productores del Valle desde la creación de la DO Olives de Mallorca–, el año pasado se recibieron unas 100 toneladas en bruto (unas 80 toneladas netas) una cifra que este año se verá reducida mínimos testimoniales.
A dos semanas o tres de iniciarse la recogida una gran cantidad de fruto ha caído de los árboles y el que todavía está en las ramas está picado por la mosca o –en caso de haberse hecho el tratamiento adecuado– marcado por el insecto lo que ya la hace inviable para los requisitos de calidad de la DO.
En este aspecto hay que decir que la Cooperativa tiene una gran reserva de oliva de mesa para comercializar debido a los excedentes de 2017, pero de las tres variedades de la DO, la trencada no aguanta más de una temporada. No habrá problemas de suministro de oliva negra y entera.
La mayoría de agricultores consultados han manifestado que la situación en los olivares es similar, independientemente de las zonas del valle en que se sitúen. Según Morey «el buen manejo del olivar tiene en este aspecto más importancia que su ubicación. Además mucha de la aceituna que todavía no ha caído lo hará en las próximas semanas por la acción de la segunda plaga del olivar: el «prays» (o corc de capoll como se conoce popularmente).
Desde la cooperativa Margalida Morey recuerda que «la ‘vecería' o fluctuación natural de la producción también es un factor a tener en cuenta que este año se ha añadido a las condiciones ambientales desfavorables.