La publicación de Facebook en la que la profesora de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Caterina Valriu contó su desagradable visita a un restaurante de cocina mallorquina de Deià se ha convertido en un contenido viral en las redes sociales.
Valriu es profesora del departamento de Filología Catalana y es conocida por su faceta como escritora y cuentacuentos. De hecho asistió al municipio de la Serra de Tramuntana por una jornada de cuentos, y paró a reponer fuerzas a un establecimiento que participaba en la iniciativa, y en el que, al parecer, el cliente no siempre tiene la razón.
«Me he dirigido amablemente al camarero en mallorquín, me ha dicho que le hablara en castellano. Le he vuelto hablar en mallorquín poco a poco, haciéndome entender, ha insistido de malas maneras que a él le hablara en castellano. Ha venido una mujer (¿la dueña del restaurante?), y me ha dicho -en castellano- que le hablara en castellano, que estábamos en España, que todos éramos españoles, he seguido en mallorquín. Ella me ha dicho en mallorquín (era tan mallorquina como yo) que no le gustaba mi actitud, insistía que hablara en castellano. Me he levantado, le he deseado un buen día y me he ido».
Según Valriu la mujer reaccionó de la peor manera posible, «lanzando de mala manera, con rabia, la carta que me había dado. Si no me ha insultado ha estado cerca», describe la docente en su perfil de Facebook.
A continuación, y como no iba a quedarse sin comer, Valriu entró a «un restaurante coreano que estaba a dos pasos. Una chica con rasgos orientales nos ha atendido amablemente en mallorquín durante toda la comida, que por cierto era deliciosa. Francamente, pagar por pagar, que me atiendan con amabilidad y en mi lengua (en mi isla)», escribe, añadiendo que no volverá nunca a pasar por ese restaurante ni recomendará a nadie que vaya.
Numerosos usuarios comentaron la situación, la mayoría alabando la decisión de la profesora y censurando el comportamiento de los profesionales de la hostelería.
Sin embargo, hay también quien consideró que bien podría Valriu haber cambiado de idioma. En tal caso se hubiera comido sus sopas mallorquinas y no se hubiera desencadenado ninguna situación tensa ni violenta.
Por su parte, el dueño de Las Palmeras de Deià afirma que Valriu es una «radical». Lee aquí su versión de los hechos.