?Jeremy?, el caracol zurdo que un científico inglés cruzó el pasado año con el caracol binissalemer ?Tomeu? con el objetivo de desentrañar los secretos de la simetría y la genética, fue hallado muerto el pasado miércoles días después de conseguir ser padre por primera vez. «Sus huevos eclosionarán en un par de semanas y será entonces cuando se sepa si los hijos son diestros o zurdos», explica Miquel Àngel Salom, propietario de la Caragolera de Binissalem, que donó el ejemplar mallorquín hace un año a la Universidad de Nottingham.
No todo está perdido para la investigación sobre la genética de los zurdos que lidera el especialista Angus Davinson. Y es que en su búsqueda desesperada de hace un año por encontrar una pareja zurda a ?Jeremy? halló no uno sino dos candidatos.
?Jeremy? y ?Tomeu? formaban parte de un triángulo amoroso que completa el también inglés ?Lefty?, que ya ha tenido con ?Tomeu? más de un centenar de hijos, todos diestros. Ambos podrán seguir procreando.
Salom explica además que, según le ha explicado el doctor Argus Davinson, «la clave estará en las futuras generaciones, ya que se piensa que los zurdos saltan una generación».
Pero, ¿cómo distinguimos un caracol zurdo de un diestro? Fácil: la concha del zurdo se forma en el sentido inverso a las agujas del reloj. Es una rareza de la naturaleza. Se calcula que uno de cada millón de caracoles es zurdo y el caso es que la fisonomía del caracol imposibilita que un ejemplar zurdo pueda aparearse con un diestro. De ahí que Davinson buscara desesperadamente un ejemplar zurdo de la misma especie para iniciar la investigación.
Fue en octubre de 2016 cuando un científico jubilado del Museo de Historia Natural de Londres encontró el atípico ejemplar inglés del Helix aspersa en un parque a las afueras de Londres y se lo entregó a Davinson que inició una búsqueda por todo el mundo de otro caracol zurdo para poder emparejarlo y estudiar la descendencia.
Unas semanas después, el caracol malloquín ?Tomeu?, de la Caragolera de Binissalem, viajaba a Nottingham para encontrarse con su pareja. Miquel Àngel Salom, propietario de la Caragolera de Binissalem, había leído con curiosidad la noticia de la búsqueda de un novio para el caracol zurdo inglés y encontró al atípico ejemplar mallorquín de esta misma especie mientras limpiaba los caracoles de su granja. No dudó ni un instante en colaborar con el proyecto científico. Contactó con el profesor Davinson y concertó el envío. Ahora muestra orgulloso las fotos de los retoños en espera de nuevas noticias.