Primer revés a la petición de los ayuntamientos para que algunas urbanizaciones queden exoneradas de la obligación de disponer de alcantarillado. La Comissió Balear de Medi Ambient del Govern tiene sobre la mesa la primera solicitud del Ajuntament de Alcúdia que le requirió la dispensa de construir la red de fecales en las urbanizaciones de Bonaire y es Mal Pas, que cuentan con varios centenares de inmuebles. Si no hay exoneración, el Ajuntament no podrá conceder nuevas licencias hasta iniciar los trámites para solventar el problema.
Un informe del departamento de Recursos Hídrics del Govern desestima que ambas urbanizaciones queden exentas de una red de alcantarillas y se sirvan únicamente a través de fosas sépticas. El informe argumenta que la red hídrica de la zona está afectada por la salinización y nitratos y que, además, las aguas fecales se podrían filtrar hacia el mar. Ante este informe, fuentes del Govern mantienen que la Comissió Balear de Medi Ambient que preside Antoni Alorda desestimará la exoneración. La comisión lo debatirá en la reunión del mes de octubre, aunque la última palabra la tendrá el Consell de Mallorca y todo apunta que ante estos informes podría denegar la propuesta de Alcúdia.
El Ajuntament, por su parte, alegó en su momento que la construcción de una red de alcantarillado supondría un gran inversión económica de más de seis millones de euros, mientras que la implantación de fosas sépticas tendría un coste mucho inferior (poco más de dos millones de euros). Por contra, fuentes técnicas aseguran que, a la larga, la instalación de fosas sépticas estancas resultan más caras ya que además de su construcción, estas deben vaciarse periódicamente por agentes acreditados y debe pagarse también por el tratamiento de residuos. El alcalde de Alcúdia, Antoni Mir (PI), desestimó este viernes valorar la noticia alegando que «el Consistorio no tiene constancia oficial de la denegación». «Esperaremos a ver por qué motivos concretos deniegan la exoneración. Quizás se trate de una razón subsanable», indicó. Mir recordó que la morfología del terreno, con fuertes pendientes –especialmente la de Bonaire, que crece desde la orilla del mar hacia el macizo de la Victòria– dificultan técnicamente y encarecen notablemente la construcción desde una red de alcantarillado, que entre otros aspectos requeriría una decena de estaciones de bombeo para salvar los desniveles.