Por una combinación de luz y temperatura, la playa de Cala Santanyí cambia de color. Lo que tendría que ser agua cristalina se convierte en un tono verdoso. La causante es una alga que fermenta al no regenerarse el agua en calas estrechas o donde las corrientes no llegan. Se trata de una microalga que deteriora la imagen de la playa y que, en ocasiones, preocupa a los bañistas.
Ante esta situación, el Ajuntament de Santanyí encargó, el pasado mes de octubre, un estudio sobre las temperaturas que sacó a la luz esta problemática. Paralelamente y desde hace unos años, se realizan analíticas cada 15 días para certificar que el agua cumple con los estándares de calidad ambientales y sanitarias.
La solución al cambio de color es la instalación de una bomba de propulsión submarina con una serie de tuberías que hacen circular el agua y la regeneran, evitando la fermentación de dicha alga.
Otros municipios de Mallorca, como el de Andratx, ya pusieron en marcha el año pasado un sistema muy parecido.
De esta manera, el Ajuntament ya tiene preparada una partida de 40.000 euros para instalar la turbina una vez se cuenta con la autorización necesaria.
El alcalde, Llorenç Galmés, ha afirmado que «es una prioridad que todas las zonas de baño estén en las mejores condiciones posibles, nuestras playas son nuestra mejor carta de presentación y por ello hay que hacer todo lo posible para que estén como toca por el bien del negocio del turismo».