La placa más cara de la historia. El Ajuntament de Son Servera tendrá que pagar 732.000 euros por unos terrenos que le habían sido cedidos pero que tendrá que expropiarlos al no colocar una placa en la actual plaza Eureka de Cala Millor, donde se ubica la Oficina de Información Turística, tal y como había pedido el propietario.
La historia se remonta a 1988 cuando un vecino anuncia su decisión de ceder al Consistorio dichos terrenos. En 1992 se firma la cesión con la condición de que en un año se tenía que colocar una placa, un monolito o una fuente con una referencia a la plaza Eureka. Pero hasta el 2002 no se instaló la placa. Durante este periodo, la heredera interpuso un contencioso administrativo en el que exigía la expropiación forzosa de los terrenos por incumplimiento del convenio. En un principio se solicitaron poco más de un millón de euros.
Ahora se tiene que dar cumplimiento a la sentencia que se dictó en julio de 2015 por parte del Tribunal Superior de Justicia de las Illes Balears (TSJIB). Además, en caso de incumplimiento de la sentencia la alcaldesa Natalia Troya tendrá que responder con su patrimonio. Aunque los servicios jurídicos del Ajuntament han recurrido dicho auto, la presentación de este recurso no interrumpe la expropiación forzosa y el pago de los 732.000 euros.
Por su parte, Troya ha afirmado que «ahora el actual equipo de gobierno tiene que hacer frente a una situación de hace 18 años, una situación que nadie entiende ya que este olvido nos saldrá muy caro a todos los vecinos. Habrá que aclarar que pasó porque no es normal que suceda esto». Apunta que «el precio que se paga es elevado porque se han valorado estos terrenos como urbanos».