Las tramutges de la antigua mina de Son Batle, en Lloseta, han recuperado su aspecto original tras haberse retirado los residuos de obra que rellenaban el espacio hueco. El alcalde, Tolo Moyà, explicó que ordenó a una empresa que había trabajado en la mina pero que no es la responsable de los vertidos que los retirara. Esa empresa no ha cobrado el trabajo.
La mina de Son Batle (o de Son Ramis) es propiedad del Ajuntament de Lloseta y está protegida por su valor arquitectónico e histórico. El Consistorio la compró junto a la antigua mina de sa Trullola, situada en el núcleo urbana, y hoy reconvertida en centro cultural.
El alcalde niega la «conciencia» de su gobierno en los vertidos ilegales que se han registrado en la mina. Moyà asegura que los vertidos «no son de ahora, sino que el problema viene de atrás y ha existido durante años». Indica, asimismo, que su gobierno jamás autorizó a verter nada, tal y como había denunciado el regidor de Més en el pleno, y que el Consistorio estará «vigilante para que no se vuelva a repetir».
Més per Lloseta ha denunciado tres veces los vertidos ante el pleno. «Desde la primera vez que nos lo pidieron dimos la orden de retirarlos, pero por lo visto mucha gente tiene la llave de la barrera y detectamos que alguien seguía vertiendo mientras los retirábamos. Hemos cambiado la cerradura», explicó el alcalde..