Jaume Morey Sureda (Artà, 1948), licenciado en filología, primer alcalde de la democracia (1979-1987) y director general d'Administració Educativa de la Conselleria d'Educació y Cultura (1999-2003), hace una década que investiga sobre la Guerra Civil en Artà. El próximo viernes, a las 20 horas, presentará en el Teatre municipal 'Llarg camí cap al desastre', un libro dividido en dos volúmenes.
—¿Es una crónica de la Guerra Civil en Artà?
—El libro no sólo se centra en esta época, sino que va desde el inicio del siglo XX hasta la larga represión del franquismo. Empieza a partir de 1900, relata los antecedentes de la Segunda República, habla de la Segunda República, de la Guerra Civil y también historias personales de la represión.
—¿Qué despertó su curiosidad por este episodio de la historia?
—Hay que retroceder unos años atrás. En 1982, cuando estaba en el Institut como docente, un profesor me habló de unas entrevistas que había registrado un alumno a un regidor del Frente Popular que estuvo escondido varios años. El alumno era su nieto. Fue un relato que me estremeció y pensé que toda esta parte de la historia se tenía que dar a conocer, que todo lo que había sucedido era muy gordo. En 2004, en una visita a s'Arenalet un compañero que trabajaba allí nos llevó hasta una cueva donde, desde el 36 hasta el 41, habían estado escondidos dos vecinos, Sebastià Pascual y Miquel Pastor. Decidí que la gente tenía que conocer lo que sucedió.
—¿Cuáles han sido sus fuentes?
—Al principio pensaba realizar una docena de entrevistas y al final hice unas 150 de familiares o amigos, he leído todas las obras del Pare Massot y he buscado en los archivos militares. También me he ayudado del archivo municipal de Artà o el archivo de la Educación de Inca. Aparte de toda la documentación de prensa localizada en la Biblioteca de Can Sales. Asimismo, he tenido acceso a algunos manuscritos extraordinarios del Pare Ginard, que en el 36 inició un diario y relata y data los hechos.
—¿Es un modo de hacer justicia a las víctimas de Artà?
—Justicia seguro, tal vez una forma de reparación para que la gente pueda saber la injusticia y la brutalidad que supuso la guerra. Prácticamente todo lo que sucedió era desconocido, o había historias que eran conocidas pero que habían sido falseadas. Hay muchos cosas por contar, por ejemplo que el 31 de agosto del 36 hubo un bombardeo de aviones italianos con 11 muertos. Hay historias realmente impresionantes. Una señora que entrevisté me dio las gracias por dar a conocer su historia.