El botellón y el comportamiento incívico que va asociado a su práctica deslució de nuevo el pancaritat de Sant Vicenç. Las medidas adoptadas por el Ajuntament de Muro para tratar de contener los desmadres de la muchedumbre juvenil, resultaron, finalmente, insuficientes.
A la espera de que la Policía Local emita el informe con el recuento definitivo de incidencias, de momento se sabe que se presentaron varias denuncias por hurtos de móviles y carteras, así como por consumir alcohol en la calle. Se registraron varios comas etílicos.
Se estima que entre 8.000 y 12.000 personas se desplazaron a Muro la tarde del lunes. «Nuestros recursos se vieron sobrepasados», admite José Juan Aguiló, concejal de Fiestas. Aguiló manifiesta que la zona delimitada para la fiesta funcionó correctamente, pero que el botellón en otras partes del pueblo les desbordó.
En Muroinfo, un portal local de noticias, los vecinos enviaban fotos de gente bebiendo frente a sus casas. «Había 16 agentes de guardia. Lo ideal sería que hubiera uno en cada calle, pero, ¿qué hacemos?», explica Aguiló. El edil desconoce si en 2017 tomarán otras medidas para controlar la fiesta de tarde. «El alcalde me ha enseñado a no tomar decisiones en caliente. Estoy triste y decepcionado, porque lo habíamos preparado, pero el resultado no es suficiente», admitió.