Ni la alerta antiterrorista ni el frío deslucieron la revetlla de Sant Antoni de sa Pobla, si bien momentáneamente, por razones de seguridad, se tuvieron que cerrar los accesos a la plaza al superarse los 15.000 asistentes.
Una riada de gente siguió en la iglesia primero y desde la plaza Major después los diferentes actos que diferencian la celebración poblera, como el baile de los caparrots o el piromusical. Luego, con la noche llegó la parte más auténtica y popular de la fiesta antoniana: los foguerons y las gloses a su alrededor.
La plaza Major fue el lugar que acogió los bailes de los dimonis primero y el de los caparrots después. Luego vino el piromusical, que este año, atendiendo a la crisis financiera municipal, estuvo patrocinado por una treintena de empresas aparte del Consistorio y que incluyó fragmentos de la Sanció històrica, un texto de Alenxandre Ballester. La revetlla se extendió después al resto del pueblo.