El debate público generado por la posible instalación de dos chiringuitos en las playas de Son Serra ha puesto de manifiesto otros ‘impactos' que recibe el núcleo costero y sobre los que apenas se habla. Joan Monjo, teniente de alcalde del Ajuntament de Santa Margalida y uno de los paladines de los pro chiringuito, recuerda ahora estos impactos y echa en cara a los anti-chiringuito que no los denuncien (o que no lo hagan con tanta firmeza).
Uno de estos ‘impactos' es la proliferación de autocaravanas, que aparcan en primera línea y causan molestias a los vecinos. Además, a menudo estacionan dentro del dominio público marítimo-terrestre o dentro de solares particulares. El Consistorio las va prohibir próximamente. Algo similar ocurre con los coches de los cientos de bañistas que acuden a la playa en verano, que estacionan «donde les da la gana», por ejemplo «sobre aceras o en fincas privadas», y que, a veces, maniobrando, «dañan el patrimonio público». El Consistorio está obligando a los propietarios a cerrar las parcelas no edificadas.
Monjo informó también de que un bar-supermercado antichiringuitos funciona sin licencia de actividad para bar (sí para supermercado) a escasos metros del solar en que se ha proyectado el segundo chiringuito.
En una reunión reciente, la asociación de vecinos pidió al Consistorio que resolviera estos y otros problemas. La AAVV también pidió que se implantara la ORA.
«MÉS, el PSOE y el GOB solo se escandalizan por un chiringuito de 20 metros desmontable y no por estos otros problemas. Es difícil entenderlo», dice Monjo.