A punto de finalizar la exposición pública del proyecto del trazado de la variante norte de Inca, ahora el Ajuntament de la ciudad estudia la posibilidad de reducir el trazado de manera considerable siempre que el convenio de Carreteras mediante el que se debe financiar la obra lo permita.
Inicialmente, el Consell de Mallorca propuso una variante que sale de la rotonda de la Ford de Inca, cruza las carreteras de Lloseta, Mancor y Selva y se enlaza con la antigua carretera de Inca por la zona de detrás de las viviendas de Can López. Ahora, y a instancias de Independents per Inca y Més per Inca, el Consistorio evalúa sólo ejecutar el tramo que discurre entre la carretera de Selva y la zona del colegio Miquel Duran i Saurina y el instituto Berenguer d'Anoia.
Según la oposición, este tramo de carretera sería suficiente para sacar el grueso de tráfico que a diario cruza Inca para dirigirse hacia Lluc. La idea es que los vehículos circulen por la avenida Jaume I y enlacen con la variante en la carretera antigua de Alcúdia para dirigirse hacia la Serra de Tramuntana. En este punto, el alcalde, Rafel Torres, indicó que «se puede estudiar la viabilidad del proyecto» que no vio con malos ojos.
Aún así, Torres puntualizó que «se debe estudiar si la obra se puede hacer por fases porque, en un principio, el convenio de Carreteras no lo contempla».
El alcalde realizó estas declaraciones después de la reunión que se celebró ayer en el Consell de Mallorca con representantes de la asociación de comerciantes de Inca y el director insular de Carreteras, Rafel Gelabert. Durante el encuentro, los comerciantes mostraron su preocupación por los perjuicios que puede suponer la variante para sus negocios y pidieron medidas correctoras del impacto económico que deberá desarrollar el Ajuntament. Desde el Consell se comprometieron a contemplar las mejoras que se propongan al proyecto.