El minucioso trabajo que realizan las abejas al recopilar el néctar de las flores y el ingenio del hombre al ser convertir ese producto en un manjar delicioso se exhibieron ayer en Llubí en la Fira de la Mel, que este año alcanzó su décimo cuarta edición. Lástima de la lluvia que apareció al mediodía, que inexorablemente deslució el evento.
La Fira de la Mel, además de un espacio dedicado a la compraventa, es también un lugar de encuentro de apicultores. Ayer, en la plaza de la Carretera de Llubí se congregaron profesionales de este ramo llegados de todos los rincones de la Isla. No cabe duda de que la producción artesanal de este manjar está de cada vez más arraigada en Mallorca.
A parte de puestos de apicultores, la feria es también un escaparate de todo cuanto se hace en Llubí. ¿Quién no ha probado alguna vez alcaparras de este pueblo, o sus anises? Pero no únicamente exponían las empresas locales, sino que las asociaciones y otras entidades montaron puesto. Es es caso de la asociación de padres y madres del colegio Duran Estrany -que colgaron una pancarta anti TIL-, o de las peñas locales del F. C. Barcelona y el Real Madrid.
Hay que destacar también las exposiciones que debían inaugurarse con motivo de la feria, como una de dibujos de los alumnos de la escoleta y e colegio, u otra de utensilios de apicultor. Mencionaremos también el final de feria: la anunciada proyección a las seis de la tarde de la película Bee Movie, organizada por la asociación Es Quinqué, en el teatro municipal.
A pesar de la lluvia, cabe reconocer el numeroso público que asistió a la feria, lo que demuestra lo arraigada que ya está.