La Fira de Santanyí se ha convertido en el principal escaparate de la promoción de la producción local. Los miles de visitantes que se acercaron a esta localidad del Migjorn a disfrutar de un sábado de ocio, paseo o compras, pudieron apreciar las diferentes formas de artesanía así como los productos de calidad que ofrecen las empresas que ejercen su labor en el municipio: pedra de Santanyí, joyas, cerámica o diseño llenaron de vida el pueblo en una cita tradicional que persigue el objetivo de reactivar la economía local.
La feria es ya un acontecimiento centenario. Durante el tercer fin de semana de octubre, año tras año, el centro del pueblo se va llenando de visitantes así como de estands con una amplia y variada oferta.
En la presente edición, se instalaron más de 450 paradas ofreciendo productos tradicionales y artesanales. Hubo muchos turistas que pudieron ver en directo cómo se diseñaba una joya, cómo se trabajaba la palma o bien cómo se moldeaba el barro. Actividades que llamaron la atención de pequeños y mayores.
Este año se presentaron algunas novedades. Tras una década Santanyí recuperó la tradición caballesca con un pasacalles con caballos por el centro histórico y también hubo una exhibición ecuestre. Asimismo se pudo disfrutar de una exposición de herramientas antiguas y coches de época y una exhibición de los perros de la Policía Local. También hubo exhibición de animales, muestra gastronómica o juegos y castillos para los más pequeños.