El presidente del Govern, José Ramón Bauzá, volvió a ser recibido ayer, en Inca, en medio de una gran cacerolada y nuevos insultos que proclamaron unas 250 personas que se concentraron ante la sede del PP de la ciudad. Bauzá se reunió con los miembros de la junta local del PP para explicar el programa con el que se presenta a la reelección de la presidencia del PP balear.
Sobre las 20:00 horas se empezaron a concentrar los manifestantes que no dudaron en hacer sonar las cacerolas y acompañar la llegada de los miembros del PP bajo los lemas «Esta gente no nos representa», «Vosaltres feixistes, sou els terroristes» o «Més escoles i menys pistoles», haciendo alusión al despliegue policial que se montó para evitar incidentes y que estuvo formado por unos veinte agentes de la Policía Local y la Guardia Civil, algunos de ellos de paisano.
Aunque no se registraron incidentes graves, los manifestantes lanzaron una piña de pino contra el alcalde de Inca, Rafel Torres, y un huevo durante la llegada de Bauzá (sobre las 21:30 horas) que impactó contra la cabeza de un miembro de seguridad del presidente y salpicó al presidente del Parlament, Pere Rotger. La Guardia Civil identificó al responsable.
Bauzá, que llegó acompañado por Rotger y por el ex alcalde de Montuïri, Gabriel Mates, fue el más abucheado a su llegada, aunque el conseller de Presidència, Antoni Gómez; y el alcalde de Deià y hombre próximo al president, Jaume Crespí, también padecieron gritos e insultos. Por contra, tuvieron el apoyo de los simpatizantes del PP que aplaudieron la llegada de los máximos responsables del partido. Cristòfol Soler también acudió al encuentro como miembro de la junta local.
Durante el transcurso de la reunión, que duró unas dos horas y media aproximadamente, unas 70 personas esperaron la salida de Bauzá que volvió a ser increpado. De hecho, los gritos y la cacerolada no paró durante todo el encuentro en el interior de la sede. Los populares, entre los que se encontraban miembros de Nuevas Generaciones que lucían un lazo blanco en las solapas, volvieron a aplaudir a Bauzá.
Al finalizar, Rotger resaltó que las concentraciones «forman parte del juego político