Fuentes de la demarcación de Costas de Balears han calificado de «normal» que después de un recrecimiento artificial -como el efectuado en el Través mediante 16.000 toneladas de arena de cantera- haya «un cierto arrastre de sedimentos» llevados por las corrientes marinas y que se produzca una turbidez más o menos intensa hasta que estos se estabilicen.
Después de la alarma que se ha creado en el Port por el estado del agua originado por grandes cantidades de arenilla en suspensión, técnicos de la demarcación se desplazaron ayer a Sóller para comprobar el estado del nuevo balneario. De hecho, ayer mismo las máquinas «recomponían» la arena ya que el domingo se apreciaban grandes surcos que sugerían que se había perdido parte de la arena. Otro problema que ha surgido es que han aparecido diversas fuentes de agua dulce que también arrastran el árido y crean surcos.
En el Port el color del agua que se extiende por toda la bahía, e incluso unos quilómetros hacia fuera, ha sido estos días tema de polémica.