Nueva jornada de resistencia. Eran las 7:15 horas de la mañana de ayer y una cincuentena de vecinos y comerciantes de Porto Cristo se reunieron, por segundo día consecutivo, para evitar el inicio de las obras de desvío de servicios por el puente pequeño del Riuet, como medida previa a las obras de derribo del elevado y objeto de la polémica.
Bajo la atenta mirada de los agentes de la Policía Local y de la Nacional, los concentrados tomaron la zona de obras sentados en el suelo o en sillas de manera pacífica. El sentimiento era unánime ante el hecho de que al inicio del mes de agosto no es el momento más indicado para empezar una actuación que afectará económicamente a los comercios, bares y restaurantes de la zona turística.
Desafiando de esta manera la providencia del Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJB) que obliga a iniciar estas obras previas a la demolición del puente antes del 26 de septiembre, los agentes iban informando detenidamente a sus superiores de las pancartas y personas que impedían la orden judicial.
Aunque la organización esperaba más apoyo social, sí se dejaron ver el delegado de la Zona Costera y vicepresidente de la Junta de Distrito de Porto Cristo, Joan Gomila, el delegado de Medio Ambiente, Bernat Amer o el delegado de Turismo, Antoni Servera. Al punto del mediodía corrió la voz que de Palma llegaban los antidisturbios para facilitar que los operarios de las obras pudieran continuar con su labor, y las llamadas hacia amigos y vecinos aumentaron.
Desalojo
A las dos de la tarde los obreros intentaron volver a reanudar las obras pero rápidamente una docena de personas volvieron a subir sobre las máquinas para impedir las obras. Todo ello mientras el runrún de la llegada de la Policía Nacional era constante y llamadas de dos de los regidores Llorenç Bosch y Joan Gomila aumentaban.
Al final a las tres de la tarde los trabajadores finalizaron su horario laboral para reincorporarse esta mañana a las siete y media si los vecinos de Porto Cristo lo permiten.