Inca revivió ayer su pasado más lejano con la multitudinaria fiesta de sa Pota del Rei, celebración que recrea la conquista cristiana de la capital del Raiguer (1230), por aquel entonces una alquería sarracena. Pese a que sólo tiene cuatro años de historia, es una de las fiestas más consolidadas de Inca.
La fiesta empezó a las 19.30 horas con la incorporación de una de las principales novedades de este año, la participación de diez colles de sarracenos y cristianos, que se congregaron con sus carrozas en la Plaça del Bestiar y la Plaça Mallorca y se encontraron finalmente en el Serral dels Molins junto a sus líderes, Benahabet y Jaume I (este año representados por Mateu Gómez y Alonso Zurera). En esta ocasión la organización apostó sin demasiado éxito por la representación de un guión sobre los hechos que se cree tuvieron lugar, adornándolos con diferentes leyendas.
El público presente siguió con entusiasmo las batallas, no así el hilo de la trama y jaleó al héroe cristiano disfrutando del entrentamiento entre ambos bandos hasta que Jaume I salió vencedor. El fin de fiesta tuvo lugar en la Plaça Espanya, donde sarracenos y cristianos mostraron sus estandartes.