El Ajuntament d'Inca entiende que la solución al peligro que acarrea la planta de aire propanado de Ses Carritxeres, al lado del hospital, pasa por reducir el tonelaje de los camiones que transporten gas a los depósitos. Según el Consistorio, ello permitiría modificar el plan de autoprotección y, en caso de explosión, ésta no afectaría al hospital, ni a la autopista ni al tren.
En este sentido, el Ajuntament solicitó ayer a Emergencias que pida a Endesa que acepte transportar el gas con camiones de 5 toneladas, con lo cual las instalaciones que están a una distancia inferior a los 466 metros de la planta dejarían de estar dentro de la zona de riesgo. En caso de que Endesa se negara a revisar el plan de autoprotección, el Ajuntament no descarta «actuar de oficio» y revisar la licencia de actividad de la planta, lo que en último extremo podría comportar el cierre. El director general de Emergencias, por su parte, se negó ayer a hacer nuevas declaraciones.
Por su parte, todos los partidos de la oposición criticaron la gestión del equipo de gobierno (PP) respeto a la planta. El socialista Xavier Ramis acusó el alcalde de actuar «con irresponsabilidad» al decir que habría que suspender la actividad del hospital. Según Ramis «la ley indica que no se pueden autorizar licencias nuevas, pero no dice que las instalaciones existentes estén en peligro».
El líder del PSM, Antoni Rodríguez, criticó que «lo único que preocupe al PP sea quitarse las culpas de encima y no aclarar si la planta representa realmente un peligro». Àngel Garcia (Independents), calificó de «extraño» que el equipo de gobierno «no haya hecho nada cuando la planta lleva 4 años funcionando».