Hace más de un cuarto de siglo que las monjas de la Caritat se implicaron en la tarea de cuidar los ancianos de Artà. Han puesto toda su dedicación y los residentes se han sentido como en casa. Todos han tenido un trato muy humano y se ha creado una gran familia. Acaba una etapa y empieza una nueva.
La muerte reciente de sor Isabel ha dejado un gran vacío en la residencia. Hasta no hace demasiado estaban al cargo cuatro monjas. Una de ellas se trasladó a Palma. Ahora las dos religiosas que quedan han manifestado al Ajuntament su intención de irse a Palma.
«Desde el Ajuntament hemos de agradecer infinitamente la ayuda que las monjas de la Caritat han dado al pueblo. Su entrega y dedicación día a día, las 24 horas, ha llenado de amor este espacio residencial. Han dado una mano a las familias de Artà cuidando a sus seres queridos». Estas eran las palabras del alcalde de Artà, Rafel Gili, que lamentaba, a la vez que respetaba, la decisión de las religiosas.
El Ajuntament d'Artà ha de hacer frente a esta situación y, por ello, ya ha previsto en los presupuestos de 2011, que se aprueban mañana, la convocatoria de cinco nuevas plazas para suplir la dedicación de las monjas de la caridad. «Se convocan cuatro plazas de auxiliar de enfermería y un fisoterapeuta a media jornada. Con estas nuevas plazas cubrimos todas las necesidades de la residencia. La dirección será asumida por la directora del centro de día, Assumpció Matamalas. Las monjas estarán hasta que se adjudiquen las nuevas plazas»», afirma Gili.