Las fiestas de Semana Santa aún continúan en muchos pueblos de Mallorca que celebran los tradicionales pancaritats con romerías populares hacia la ermita o el monte más próximo. En los municipios de la comarca del Pla, en Campanet o en sa Pobla, echar a andar hacia la fiesta y siguiendo al pueblo para despedir las fiestas de Pascua con las últimas panades y rabiols es todavía una cita obligada.
Tradición y fiesta
Aunque el sol no lució demasiado durante la jornada de ayer, ni el frío ni la lluvia consiguieron deslucir las caminatas o las tranquilas meriendas en plena naturaleza y entre amigos, familiares y vecinos. En todos los pueblos que celebran los 'pancaritats' se evoca el reparto popular de pan que las casas ricas hacían entre los pobres del pueblo durante los días posteriores al domingo de Pascua. Una tradición que en cada municipio, aún teniendo un mismo origen, se ha conseguido perfilar y amoldar dando lugar a nuevas formas de celebrarla.
El pancaritat más multuitudinario fue el de sa Pobla. Cerca de ocho mil personas, según el Ajuntament, se desplazaron hasta el oratorio de Crestatx para pasar allí el martes y comer un sabroso arròs brut. El Consistorio calcula que se cocinaron entre 150 y 200 calderons. Una de las novedades de este año fue el cambio de nombre del tradicional certamen de canciones del campo, que de ahora en adelante pasará a llamarse 'Memorial Madò Buades'. Una de las asistentes a Crestatx fue la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol, quien valoró «la oportunidad de poder hablar directamente con la gente», que ofrece este tipo de celebraciones.
Llubiners y campaneters también celebraron su pancaritat. Los primeros en la ermita del Sant Crist y los segundos en la de Sant Miquel. Tal y como marca la tradición, los quintos de Campanet escalaron también el pino.
El Puig de Bonany reunió como cada año a vecinos de Petra, Sant Joan y Vilafranca, que llegaron a la ermita para asistir a la tradicional misa de hermandad. Centenares de ciclistas y turistas convivieron ayer en una jornada familiar y relajada, celebrada conjuntamente por los tres pueblos del Pla que tienen a la mencionada ermita como referencia.
Aunque en Castellitx la gran mayoría de los asistentes eran algaidins, la fiesta no entendió de orígenes y fue muy participativa. La animación infantil y la festa de la Pau, celebrada tras la tradicional comida, poblaron de talleres y otras actividades la era situada ante la ermita compartida por Randa, Montuïri y Algaida.
En Montuïri hace años que la romería popular hacia el puig de Sant Miquel se vive a los sones de xeremies, tamborinos y flabiols. Como novedad, este año la fiesta se alargó más de lo habitual a petición de los vecinos, que pudieron disfrutar durante más tiempo de los juegos tradicionales, del concurso de telles o del ball de bot.
Más 'pancaritats' ponen punto final a las fiestas de Pascua
J.S./A.P./E.B. |