La emoción y la solemnidad invadieron ayer la plaza Santa Maria la Major de Inca durante la representación del Davallament, uno de los momentos más esperados por los fieles durante la Semana Santa inquera. A las ocho de la tarde, la plaza estaba repleta de penitentes y público a la espera del sermón a cargo del rector Antoni Canyelles.
Ante la mirada de las autoridades locales encabezadas por el alcalde, Pere Rotger, y las tres Marías, este año representadas por las niñas Catalina Martín, Antònia Coll y Aina Maria Pieras, vestidas de riguroso negro, empezó el solemne acto.
La participación del Harpa d'Inca supuso la nota musical al Davallament, con el dramatismo de la retirada del cuerpo de Jesús de la cruz y su posterior colocación en el sepulcro de cristal, portado durante la sentida procesión del Viernes Santo.
u PROCESIÓN
Después de la representación del Davallament, las ocho cofradías de la ciudad de Inca recorrieron las principales calles de la ciudad, donde numeroso público veneró las imágenes de La Dolorosa que custodia la cofradía de Santo Tomàs de Aquino, el Santo Entierro y La Piedad, entre otros pasos.
La Semana Santa de la ciudad de Inca finalizará mañana con la procesión del Encuentro a partir de las 11 de la mañana y tendrá como punto neurálgico la calle Jaume Armengol, acto sentido en la capital del Raiguer por la emotividad y sentimiento del momento representado. Seguidamente, la parroquia de Santa Maria la Major acogerá a las 12.00 horas la misa de la resurrección del Señor.