En materia de planeamiento urbanístico nunca llueve a gusto de todos, más si el proyecto en cuestión define el futuro de la plaza más emblemática del pueblo, la Plaça Major. Es algo que los vecinos de las Illetes, de la plaza de Pollença, tienen bien aprendido, y es que durante los últimos setenta años han tenido prohibido realizar obras en sus viviendas a la espera de que los distintos grupos políticos acordaran si éstas debían ser conservadas o sustituidas por pisos y si podrían o no albergar comercios. Por primera vez, desde 1936, fecha en que entró en vigor la prohibición de hacer obras en las Illetes, tres de los propietarios disponen de autorización para reformar sus casas y abrir los que serán los negocios más céntricos del pueblo.
Negociación
El Ajuntament negocia además con Turisme la posibilidad de recuperar una de las casas para abrir un Centro de Interpretación de la Serra de Tramuntana.
Desde que se prohibiera en 1936 la realización de obras en las Illetes de la Plaça de Pollença prácticamente todos los partidos políticos que han gobernado el Ajuntament han tenido qué decir sobre la cuestión, pero los sucesivos cambios de gobierno impidieron que ninguna de las opciones terminara de cobrar forma. Los cambios de planeamiento se sucedían mientras los vecinos (once propietarios) aceptaban con resignación el estado de ruina en el que iban entrando sus casas.
En la pasada legislatura se aprobó la modificación puntual de la normativa urbanística que autorizaba por primera vez la rehabilitación, pero aún quedaba un fleco pendiente. La normativa no permitía el uso comercial en la zona, aunque lo autoriza en el resto del casco antiguo, un agravio comparativo ahora resuelto.