El Santuario de Lluc, uno de los rincones más emblemáticos de la isla, se está viendo afectado por las consecuencias de la crisis económica. Desde el inicio del año los comercios colindantes con el santuario se han visto afectados por la falta de público visitante llegando a notar una caída del alrededor del 40%. En anteriores años recibía alrededor de 1.300.000 personas pero este año se prevé que sólo acudan 1.000.000 , aproximadamente.
Joan Vallespir, dueño del Cafè Sa Placa, reconoce que «en los treinta y tres años que hace que tenemos el bar nunca había visto nada igual». Y añadió «los visitantes ya no entran en el bar como solían hacerlo antes y si lo hacen consumen muy poco». El miedo que impera entre los vecinos de los comercios es que esta situación empeore a raíz del miedo que existe entre el público extranjero a la gripe A y al reciente atentado de ETA.
Pero la falta de visitantes también se ha visto reflejada en la hospedería del santuario. La hospedería del santuario tiene a la disposición del público 129 celdas, aunque actualmente sólo tienen cubiertas 40 habitaciones. El gerente del Santuario de Lluc, Sebastià Sureda, aseguró que durante el inicio de la temporada estival «hemos notado un descenso del 12% respecto al año pasado. Esta situación va de mal en peor y no creemos que los visitantes que vengan en otoño nos salven la temporada».
Algunos comerciantes ven como solución para frenar la crisis convertir el santuario en turismo de relax de alto nivel. Según Biel Morell, dueño del Restaurante Ca s'Amitger «si potenciamos las cualidades buenas del Santuario y dotamos de instalaciones sus inmediaciones podremos conseguir un turismo de mayor calidad que nos salve de la crisis. Sino seguiremos naufragando».