Se calcula que existen en Mallorca 21.500 cazadores activos, aproximadamente el 3 por ciento de la población de la Isla. Desarrollan habitualmente la actividad cinegética en 1.400 vedados de caza distribuidos a lo largo de toda la geografía balear y que ocupan aproximadamente tres cuartas partes de la superficie insular.
Las cifras dan buena cuenta de la influencia que esta actividad puede tener sobre la agricultura, la ecología, el medio ambiente balear y porqué no, también el turismo. De ahí el esfuerzo que sociedades de cazadores e instituciones realizan para dar a conocer una realidad que, no hay que negarlo, también tiene sus detractores.
Miles de personas se desplazaron ayer desde primera hora de la mañana a Pollença para disfrutar de la novena edición de la Diada del Caçador, una jornada patrocinada por la Conselleria insular de Medi Ambient que concentra en un único espacio las mejores exhibiciones de las diferentes modalidades de caza con la exposición y venta de productos específicos e incluso con la gastronomía.
La consellera insular de Medi Ambient, Catalina Julve, encabezaba a las diez de la mañana la comitiva de autoridades entre las que se contaban también el conseller de Turisme, Miquel Nadal, el conseller de Obres Públiques, Antoni Pascual y un nutrido grupo de alcaldes y regidores.
Los cazadores siempre han tenido fama de madrugadores y de hecho a las diez de la mañana Pollença era ya un hervidero de gente. A diferencia de ediciones anteriores, la novena edición de la diada del Caçador, complementó su programa con una buena muestra de expositores y exhibiciones relacionados con el medio ambiente y la payesía en general con gran sabor artesano.
Los restaurantes de Pollença realizaron además un esfuerzo especial incorporando en sus cartas los mejores platos de cocina de caza. Para los que prefieren la alternativa más tradicional, había torradas en plena calle.