NEKANE DOMBLÀS
Aunque cueste hacerse a la idea, Maria Antònia Munar ya no es la presidenta del Consell de Mallorca. Lo ha sido con tal intensidad durante los doce últimos años que en ocasiones ha resultado difícil separar su figura personal de la institución política. Ayer estrenó cargo: presidenta del Parlament, la primera mujer que ocupa este puesto en los 24 años de autonomía.
Ser la primera no es algo nuevo para quien ha sido la primera alcaldesa de un ayuntamiento de Balears (Costitx, 1979), la primera consellera del Govern balear (1987, con Gabriel Cañellas), la primera presidenta de un partido político en las Islas (Unió Mallorquina, 1992), la primera presidenta del Consell de Mallorca (1995) y ahora, la primera presidenta de la Cámara balear. La Presidència del Parlament es el paso intermedio antes de la retirada definitiva de una líder que ha logrado superar a dos generaciones de políticos en las Islas: la que estuvo marcada por Gabriel Cañellas y la que ha estado marcado por Jaume Matas. Ella sigue, testigo del abandono de ambos.
Costará ver a Munar en la Presidència del Parlament en lugar de verla en la tribuna de oradores. Ha sido una de las mejores oradoras de la Cámara, con intervenciones contundentes, duras y directas dirigidas a sus oponentes políticos.
Ahora le tocará moderar la Cámara en una legislatura que se prevé especialmente crispada y en la que los cuchillos del Partido Popular irán orientados a la Presidència del Parlament en lugar de la del Govern balear.