JOAN SAMPOL
El desdoblamiento de la carretera de Manacor ha emprendido la recta final hacia su conclusión y con el claro objetivo de llegar a la capital del Llevant a finales del presente año. Para ello, las empresas constructoras no escatiman en medios técnicos ni recursos humanos. Las cifras cantan. Unas 200 máquinas entre palas, excavadoras, grúas o camiones y casi 500 operarios trabajan a diario en los apenas nueve kilómetros que separan Vilafranca y Manacor.
De entre toda la maquinaria, destacan las 20 pesadas de gran tonelaje, como grandes grúas que se centran en el traslado de los enormes bloques de hormigón que conforman los pasos elevados, entre otras funciones de esta envergadura. Así mismo, se pueden ver las excavadoras con torno que se abren paso para que las palas retiren después los escombros que van acumulando.
Especial mención merecen las máquinas fresadoras y esterilizadoras de gran rendimiento que van triturando el viejo asfalto y al mismo tiempo lo acumulan en uno de los laterales para su posterior retirada, algo que acelera los trabajos.
En cuanto a las palas, las grandes tienen una capacidad para remover 4 metros cúbicos de tierra en cada intervención y las más pequeñas, medio metro cúbico.
Todo ello, controlado, funciona casi al mismo tiempo con una precisión de relojería para lo que se requiere una gran coordinación ya que un fallo puede suponer la pérdida de un tiempo precioso de cara al cumplimiento de los plazos para la ejecución del objetivo, algo que desde el camino de sa Sínia de Palma hasta Vilafranca se ha cumplido con exactitud.