Desde hace casi un año, los sollerics «viven» con las obras de Sa Costera. Hasta el momento, cuando la ejecución del proyecto de transvase casi llega a su ecuador, las operaciones más molestas para los ciudadanos del Valle han sido la instalación de la tubería en la carretera, las operaciones submarinas en la bahía y las espectaculares excavaciones en el torrent Major. La pasada semana, la empresa adjudicataria, Fomento, empezó una de las partes más «visibles» del proyecto. Se trata de la excavación del macrodepósito del camp de Sa Mar de una hectárea de superficie, cinco metros de profundidad y una capacidad de 44.348 metros cúbicos, junto al cual se instalarán los edificios de las grandes bombas impulsoras. Esta será sin duda la parte con una mayor efecto medioambiental: la gran cantidad de energía eléctrica necesaria para impulsar el agua será de 7,5 megavatios, la misma cantidad que actualmente cubre las necesidades energéticas de todo el Valle.
La repercusión de este hecho sobre los habitantes ya se ha empezado a notar. La compañía de electricidad, El Gas, solicitó y obtuvo el año pasado el aumento de voltaje de la línea de Bunyola, que pasará de 15.000 voltios a 66.000 voltios. El tendido aéreo existente entre Bunyola y Sóller no se cambiará ya que se construyó con esta capacidad de transporte, pero algunos vecinos se movilizaron creando una plataforma que quiere conseguir que al menos una parte de esta línea sea subterránea.
Según el alcalde, Carlos Simarro, «hasta el momento la empresa se ha esforzado en coordinar al máximo las actuaciones con el Ajuntament, dando toda clase de facilidades y ocasionando las menores molestias posibles a los vecinos» y espera que así siga ocurriendo en el tiempo que resta.