Es una barriada con un importante porcentaje de población y una extensión geográfica notable como Camp Redó, unos bloques de viviendas tan emblemáticos como conflictivos durante décadas son un permanente dolor de cabeza para los residentes en la zona. Especialmente los que flanquean la zona de Corea, uno de los epicentros de esta zona del extrarradio de Palma, bien dotada a nivel de transportes y infraestructuras educativas y en la que la presencia de personal de Emaya es una constante, además de los equipos de mantenimientos que parques y jardines. Estos últimos puntos son un lugar en el que incide el colectivo vecinal en escenarios como Ses Fonts (actualmente en obras) o Can Simonet.
En el primer parque, preocupa la presencia de comida envenenada, dirigida a los perros y animales domésticos que por allí pasean con sus dueños. Un hecho que los vecinos han denunciado instalando carteles. Ya en Can Simonet, indigentes y sintecho se adueñan del espacio, alejando de él a las familias y algunos residentes ante la actitud de estas personas, que muestran una conducta incívica.

Zona caliente
Sin duda, Corea es un escenario caliente dentro de la barriada y de Palma. El mal estado de uno de los sectores de los bloques de viviendas, en los que denuncian okupación o tráfico y consumo de sustancias estupefacientes, contrasta con los intentos por parte de algunos de los residentes a la hora de dignificar y recuperar un espacio estigmatizado y marcado por la leyenda negra que le rodea.
La falta de respuestas por parte del Ajuntament de Palma y de ejecución y desarrollo de proyectos para intentar recuperar ese espacio (levantado a mediados del pasado siglo), junto a la permanente sensación de inseguridad, no dejan indiferentes a los vecinos, que lamentan que sólo se acuerden de ellos y de esta situación cuando se acercan las elecciones.
Infraestructuras deportivas como el polideportivo de Sant Ferran, el campo de fútbol de La Antoniana -sede del Independiente, uno de los emblemas de Camp Redó-, la piscina del Club Natación Palma o el Velòdrom Illes Balears forman parte del mapa del barrio que acoge al cementerio de Palma o espacios residenciales como el de Can Domenge. Cerca se encuentra la iglesia de Sant Francesc de Paula.
Al igual que la zona de s’Escorxador, que ofrece diferentes servicios como unos multicines, supermercados, bares... pero también otro de carácter público que sufren una saturación que se observa en las colas para ser atendidos en la OAC (Oficina d’Atenció a la Ciutadania). El centro de salud, complementado con el de Camp Redó, una biblioteca o el Casal de Barri son otras de las instalaciones que cuentan con una elevada demanda, dado el importante radio de acción de la barriada y su perímetro.
De la misma manera que el capítulo de movilidad, ya que al encontrarse en el límite entre la zona de estacionamiento tarifado (ORA), es un espacio muy atractivo para quienes trabajan en la zona, con el consiguiente perjuicio para los residentes, que sufren en muchas de sus calles la falta de plazas de aparcamiento.
Contraste
La presencia de una comisaría de la Policía Nacional y de la oficina del Distrito Oeste de la Local, en el edificio que fue en su día el emblemático Mercat de Camp Redó, ofrecen una sensación de seguridad que se pierde a pocos metros, en la zona de Corea, donde la insalubridad y el incivismo agravan la imagen de esas calles. El fenómeno de la okupación se circunscribe principalmente a ese escenario, pero aparece en otros puntos del barrio, víctima también de los altos precios de la vivienda que se extiende por toda la capital mallorquina, aunque la ubicación periférica de Camp Redó hace que otros como el alquiler vacacional, aunque presente, pase más desapercibido por sus calles.
El laberinto en el que se ha convertido el proyecto de Son Busquets, en los solares de los antiguos cuarteles de la zona, impide ampliar la oferta de vivienda en ese rincón de la ciudad, que empezó a crecer de una zona rural con iniciativas de vivienda obrera o social como los bloques de Corea y que da cobijo a miles de personas de diverso origen y nacionalidad, aunque la población local sigue manteniendo un porcentaje importante del espectro social de Camp Redó.