Vox ha pedido incluir las aglomeraciones de personas o el ocio nocturno en el mapa estratégico de ruidos, un documento cuya actualización se tramita ahora en el Ajuntament de Palma y que, hoy por hoy, sólo contempla el tráfico rodado y el ferroviario como fuentes de ruido. «Entendemos que las distintas actividades deben cumplir los requisitos acústicos, pero lamentamos que no se tenga en cuenta el impacto de la presencia de grupos de personas y zonas de ocio. Consideramos que es algo que no puede obviarse», insisten desde el grupo municipal, que plantea un plan piloto con medidas de control para el distrito de Ponent, que incluye al barrio de Santa Catalina.
Ese plan abarcaría, entre otras medidas, mediciones con sonómetros portátiles por parte de la Policía, sistemas de cámaras y sensores acústicos (los conocidos como radares de ruido, que se han instalado en algunas ciudades y pueden emitir automáticamente multas a vehículos), controles técnicos en inspecciones rutinarias y regulación de vehículos modificados. También propone restricciones en zonas sensibles como los entornos de áreas residenciales, hospitales o escuelas.
«Consideramos de vital importancia que se respete el descanso vecinal y para ello, este plan piloto supondría una oportunidad perfecta para comprobar los efectos nocivos de los excesos de ruidos en la población», han subrayado desde Vox, que también anima a difundir una campaña de concienciación. La propuesta se debatirá en el pleno del 31 de octubre.