Passatge d’Escorca, passatge de Llubí, passatge de Búger, carrer de Moscari, carrer de Pina...Algo característicos de la modesta barriada Es Rafal Nou son sus calles, cuyos nombres hacen honor a pequeñas localidades de la Isla. A pesar de su reducido tamaño, la Associació de Veïns Rafal Nou 2022 es la tercera que nace en el barrio. Dado que las dos anteriores no han cedido su presidencia, han tenido que innovar con su nombre. No obstante, todas ellas han surgido con la intención de solucionar los problemas urbanísticos que les afectan.
La barriada constituye la periferia palmesana, junto a el Viver y Es Rafal Vell. Sin embargo, esta condición confluye en una problemática de aparcamiento. Muchos de los bloques de edificios, algunos con más de 50 años de antigüedad, no cuentan con garaje propio. Además, el crecimiento poblacional y de la ciutat hacen que el uso de un vehículo se haya extendido. «Es una lotería, no hay aparcamiento y el carril bici, a pesar de ser una mejora, ha ocupado un espacio que antes se utilizaba para estacionar», señala una vecina de la asociación.
Por otro lado, los peatones no lo tienen mejor. El estado de las aceras de Es Rafal Nou es un aspecto que los asociados insisten en que se soluciones de manera urgente. «Hay vecinos que se han caído por el estado de la calle», cuenta Trini Gutiérrez, la presidenta de la Associació de Veïns Rafal Nou 2022. Por falta de presupuesto, la reforma de las aceras no se ha podido efectuar en todas las calles de la barriada y la mitad de ellas continúan con el suelo estropeado. Asimismo, las raíces de los árboles han levantado el pavimento y las elevaciones en el firme suponen un riesgo para los ciudadanos. Sobre todo, «en una zona que ha envejecido mucho», señala Gutiérrez. También se quejan del hueco que rodea los troncos, una parcela donde se acumulan residuos orgánicos de los perros.
Otro peligro presente para los residentes del barrio son los pasos de peatones sin señalar. Desde la agrupación señalan aquellos ubicados junto a la fuente del parque Rosa Bueno, estos cruces se encuentran sin iluminación ni señalización vertical, lo que supone un riesgo especialmente por las noches. En la vía colindante, carrer Ses Salines, suman otra problemática a la previamente mencionada, ya que en la acera de las viviendas carece de farolas. «Tengo que ir con la linterna del móvil porque no veo la cerradura», cuenta una afectada que alguna noche ha sufrido la penumbra de la calle.
A raíz de esto, otras vecinas señalan que la falta de alumbrado es un conflicto recurrente en su Es Rafal Nou. La situación se refleja en las zonas de recreo, como por ejemplo, en el escenario del parque Rosa Bueno o en las pistas deportivas de Son Gibert. De igual manera, la asociación vecinal lleva dos años pidiendo una iluminación que valga la pena» para las calles de la zona. La agrupación solicita mejoras en los parques, en concreto, piden que se renueven los bancos y se instalen más juegos para los niños. Así como la zona deportiva ubicada en Carrer de Son Gibert, que según los usuarios, necesita una renovación. «Parece que están abandonadas, en teoría las gestiona el IME», expresa la presidenta. Asimismo, recuerda que al principio contaban con todos los servicios: bancos, fuentes de agua, césped, papeleras...«Estamos cansados de pedir focos que iluminen la pista, especialmente de cara al otoño», reitera.
Por otro lado, los huertos urbanos en Son Gibert son un espacio donde los vecinos de la asociación querrían practicar un taller de horticultura. A pesar de sus repetidas peticiones al Ajuntament, no han obtenido ninguna respuesta a su solicitud para alquilar un terreno. «Tan solo queremos dos parcelas para disfrutar de esta iniciativa, muy positiva para el barrio», cuenta la presidenta de la asociación. Además, desde su apertura, saben que hay espacios que se han quedado sin cultivar.
Un asunto que preocupa a los habitantes de Es Rafal Nou es el asentamiento de personas en situación de calle en el parque Rosa Bueno. Los vecinos de la zona se quejan de forma reiterada por la conducta incívica de este grupo de personas, especialmente por su ubicación en un parque donde juegan los niños. Por último, desde la asociación están preocupados por la falta de relevo generacional, ya que sienten que los nuevos vecinos no se involucran en mejorar el barrio.