La espera ha terminado para los ganaderos de Mallorca que no tengan donde enterrar a sus animales muertos. Y es que, desde el pasado jueves 11 de junio ya pueden hacer uso de las nuevas subceldas habilitadas en el vertedero de cola de Son Reus para, precisamente, sepultar cadáveres de animales de grandes dimensiones. Unas dependencias que no se han podido utilizar en los últimos dos años y cuya demora de apertura ha obligado a muchos a enterrar a sus bestias en sus propias fincas.
Las instalaciones de la perrera municipal de Son Reus contaban hasta 2022 con una celda destinada a esta función de sepultura: la celda 1. Sin embargo, dicha celda se llenó y por ende, también se selló. Fue entonces cuando Emaya construyó dos subceldas: la 2 y la 3. A pesar de estar operativas en un tiempo relativamente corto, no se han podido utilizar hasta ahora por un bloqueo entre las partes que tienen competencia sobre las mismas.
«Cort ha mantenido reuniones con el Govern de Balears, el Consell de Mallorca y TIRME desde el principio para desbloquear la situación», dice el regidor de Benestar Animal y presidente de Emaya, Llorenç Bauzá. «Por nuestra parte, desde el Ajuntament, hemos aprobado los protocolos de actuación», añade.
En este sentido, el protocolo de admisión y tratamiento de residuos de origen animal en Mallorca es sencillo. TIRME, la empresa concesionaria del Servicio Público Insular, recepciona los restos y decide cuales van a la incineradora y cuales al vertedero de cola. Aquellos que por sus grandes dimensiones, excluyendo aves, conejos, lechones y corderos, no pasan por la boca de la incineradora, que gestiona TIRME, son enviados a Emaya para que se entierren debidamente.
Una vez que TIRME hace la criba, un transportista hace llegar el cadáver del animal a Son Reus donde de presentar una documentación donde se identifica que tipo de animal es y de donde procede, junto con otros detalles como las causas de la muerte. Emaya recibe los restos, verifica la carga y procede al vertido en las celdas específicas, cubriéndolos con tierra.
Las nuevas celdas ya habilitadas, tienen una capacidad total de 3.268 metros cúbicos. La celda 2, en fase uno, ocupa 1.724,04 metros cúbicos; mientras que la celda 3, también en fase uno, suponen 1.544,33 metros cúbicos. La tasa que se cobra por llevar los cadáveres es de 123,41 euros por tonelada, lo que equivale estimatoriamente al peso de dos vacas adultas. En cuanto a cuánto tiempo solventarán el problema de los enterramientos, es difícil de saber, asegura Bauzá, ya que también se pueden utilizar las cámaras como tumba para cetáceos, como los delfines.
Alivio ganadero
La apertura supone un respiro para los ganaderos de la Isla, que ya habían manifestado en varias ocasiones la urgencia de desbloquear la situación para hacer uso de las dependencias. «Ha sido un trabajo de cocina y presión», asegura el presidente de Asaja Balears, Joan Company. «Llevamos dos años enterrando donde podíamos, ya que no se puede en zonas rojas [tierras contaminadas], ni donde hay poca tierra», expone, ya que «el mundo rural es cada vez más urbanita y un animal mal enterrado huele». Además de las cuestiones logísticas, Company también señala problemas con los seguros de recogida de animales muertos, puesto que éstos solo cubren los gastos de transporte cuando la sepultura se da en un sitio oficial.
Pese a las adversidades, desde Asaja celebran la puesta en marcha de este servicio, hasta ahora bloqueado, pero son cautos: «Vamos a ver cómo va», dice. En este sentido, apunta a que la solución «es temporal» y que en un futuro «habrá que atajar el Plan de residuos». Por ahora, los ganaderos pueden utilizar las celdas de Son Reus, disponibles los lunes, miércoles y viernes de 09 a 14 horas.