Es un barrio marinero por excelencia, que ha vivido durante décadas de cara al mar, pero cuyos vecinos se están viendo poco a poco alejados de ese emplazamiento ideal a consecuencia de un fenómeno que atiza a lugares de este perfil. El Molinar se ha convertido en un escenario residencial de lujo, enlazando en el mapa con el Nou Llevant, del que apenas la autovía del aeropuerto y unos les separa a la hora de conectarse con la zona de es Portitxol, puerta de entrada junto a Can Pere Antoni.
La Associació de Veïns 'Vogar i Ciar' -en referencia a la terminología marinera que les ha acompañado durante décadas- es el principal exponente dentro de este entramado social. Desde 1977 se encarga de captar y trasladar las inquietudes de los vecinos de toda la vida, que se han visto en muchos casos apartados por esos nuevos perfiles de residentes y por problemas de nuevo cuño como el alquiles turístico ilegal. Una mezcla explosiva que está haciendo complicado a los jóvenes de la zona poder seguir viviendo allí, dado el elevado precio de la vivienda en una zona cuya revalorización ha sido meteórica.
Catalina Pons y Laia Amengual son directivas de la entidad, que antes de la pandemia cifraba en cerca de doscientos sus socios, aunque desde aquel fatídico 2020 optaron por no cobrar cuotas, pese a seguir con su agenda y actividades, como las fiestas del barrio, que cuenta además con un importante tejido deportivo, de la mano de clubes como el emblemático Rotlet o el Bàsquet Molinar, este último instalado en el pabellón Josep Amengual, tricampeón mundial de pesca submarina que también da nombre a una calle en esa zona, que cuenta con su Unidad Básica Sanitaria y sitúa su PAC en el vecino Coll den Rabassa.
La Escoleta Municipal, a la vera del CEIP Molinar -que cumple 50 años- y la espectacular biblioteca ubicada en el edificio de Sa Petroleta son otros de los lugares de referencia en un barrio que padece especialmente problemas de conectividad por su ubicación entre la capital y la Playa de Palma. Pese a que hay varias líneas de la EMT que transitan por allí, «los autobuses van llenos, especialmente cuando hay turistas y nos quedamos en tierra y esperando los siguientes... si podemos subir, claro. Y eso es un inconveniente grande para quienes necesitan el transporte público para ir a estudiar o trabajar», explica Laia Amengual. Por ello, han pedido a la EMT «que refuerce las líneas, especialmente la 35, porque parece que se olvidan de los residentes», prosigue.
El servicio por parte de Emaya es «mejorable», lamentando que «no llega a todas las calles», aunque también resaltan el «incivismo» de aquellos que no recogen los excrementos de sus animales domésticos. Pese a todo, observan más movimiento por parte de los efectivos de limpieza durante los últimos meses.
En lo referente a seguridad, están «contentos» con el Policía de Barrio, «aunque resulta insuficiente, pues hace su turno y esta solo... no basta para un radio tan grande». Refieren problemas de seguridad que van más allá del ámbito de este agente, pero pese a ello no consideran conflictiva una barriada con un gran poso familiar, pese a que cada vez el vecindario sufre más cambios a nivel de perfil humano.
Los excesos de velocidad y ruidos, especialmente en temporada estival y por los bares y restaurantes abiertos cerca de la primera línea, son otros aspectos que desde 'Vogar i Ciar' ponen sobre la mesa, resaltando en materia de movilidad la peligrosidad de los patinetes eléctricos y las bicicletas, además de los 'caballitos' que sufren por las noches por parte de motoristas.
Entre las peticiones que realizan al Ajuntament de Palma, de cuyo alcalde, Jaime Martínez, dicen no haber tenido noticias en lo que llevamos de legislatura, está la necesidad de un espacio para los jóvenes del barrio, como debería ser el Casal de Barri de Son Perera, en la zona de Sa Gruta, que marca los límites del crecimiento del barrio hacia el Coll.
Los problemas con las ayudas y subvenciones dejaron a la Associació de Veïns 'Vogar i Ciar' sin poder realizar actividades, aunque tienen la fortuna de contar con un espacio cultural de referencia en Palma como es el Teatre del Mar, pero lamentan disponer cada vez de menos servicios, ya que apenas cuentan con una oficina bancaria y dos farmacias.
Ese nuevo paisaje al que se ha visto condenado El Molinar deja tras de sí problemáticas centradas en la vivienda, por el elevado precio del alquiler -y más todavía de la compra venta-, el crecimiento de la oferta de vivienda turística o vacacional ilegal y una serie de factores que alejan a las nuevas generaciones del barrio y les hacen imposible poder seguir viviendo allí. La gentrificación se ha cebado con el alma de ese rincón de Palma, como lo ha hecho con otros, alterando su fisonomía incluso en espacios históricos como el centenario Club Marítimo Molinar de Levante -uno de los dos del barrio junto al del Portixol-.
«El vecindario ha cambiado bastante. Ahora, oyes hablar todo tipo de idiomas más que mallorquín», explican las portavoces del colectivo vecinal, que a su vez trasladan el problema que lleva consigo esa nueva realidad social y humana, plasmada en dificultades de movilidad y aparcamiento, más allá de la saturada primera línea.
El catálogo de peticiones de los vecinos del Molinar señalan directamente a la petición de más frecuencias por parte de la EMT, para evitar que los autobuses llenos dejen en tierra a los vecinos, toda vez que ponen sobre la mesa de los políticos el poder recuperar o replantear el proyecto del tranvía hacia la Playa de Palma.
La falta de aparcamientos y el exceso de vehículos, junto a los desorbitados precios de la vivienda y la escasa oferta, el citado espacio para la gente joven del barrio y una pista polivalente como punto de encuentro de los vecinos resumen en buena medida el resto de demandas de un colectivo que pelea por mantener viva la esencia de un barrio muy unido y cuyos vecinos destilan orgullo.
La asociación ofrece diferentes vías de contacto para unirse a ella o trasladar sus inquietudes. Bien a través del correo electrónico vogariciar@yahoo.es, o mediante redes sociales como Facebook o Instagram: @vogar.avvmolinar.