El Ajuntament de Palma presentó este martes en Berlín lo que su alcalde definió como «un punto y aparte» en las políticas municipales en la Platja de Palma, una nueva vuelta de tuerca en la persecución del incivismo y de las medidas para erradicarlo en unas de las zonas de Balears más penalizadas por la inseguridad y el turismo de borrachera.
«La Platja de Palma dice basta ya». Así lo expresaba en el estand de Balears Jaime Martínez, que como primer edil de Ciutat manifestaba su compromiso en poner toda la carne en el asador para poner coto a la inseguridad y el turismo irresponsable que han estado campando y multiplicándose en las últimas temporadas por la zona.
Ese compromiso se plasmará, de entrada, en una nueva ordenanza cívica en la que ya está trabajando el Consistorio y que se caracterizará por endurecer las sanciones contra los incívicos, las cuales podrán llegar a los 3.000 euros en los casos más graves, según precisó Martínez.
Asimismo, el texto se verá apuntalado con un incremento de la presencia policial en la Platja de Palma, especialmente en los focos más conflictivos. El Ajuntament ya ha dispuesto la habilitación de más efectivos de la Policía Local y está a la espera de un encuentro en las próximas semanas con Delegación de Gobierno del que espera arrancar su compromiso en colaborar destinando a la zona significativos refuerzos de la Policía Nacional.
«Inflexible»
«El Ajuntament va a ser inflexible», aseguró el alcalde para añadir que «ya no hay marcha atrás» con respecto a las nuevas políticas de tolerancia cero contra el incivismo y cualquier conducta de la ralea desgraciadamente habitual en la zona: vandalismo, botellón, peleas, venta ambulante... «Lo mismo que exigimos a nuestros ciudadanos lo exigimos a nuestros visitantes».
En ese sentido, hizo un llamamiento a la «implicación» de Delegación de Gobierno para involucrar a la Policía Nacional en esta empresa. También explicó que el incremento de la vigilancia policial se completará con la formación de patrullas mixtas, es decir, con agentes de diferentes nacionalidades, una medida que en el pasado «ha dado buenos resultados».
Si bien la nueva ordenanza debe pasar por toda una serie de trámites que hace difícil que pueda estar aprobada para esta próxima temporada, los refuerzos policiales no deberían sufrir una dilación similar; Martínez fue claro al respecto al aseverar que este verano ya se ha de ver un incremento de la vigilancia. «Se trata de una cuestión de voluntad política: ni el sector privado, ni los residentes ni los visitantes cívicos se merecen tener que aguantar este tipo de comportamientos cada año».
Los crecientes problemas de inseguridad y de comportamientos incívicos en la Platja de Palma han sido motivo constante de quejas por parte de vecinos y de la asociación de hoteleros, que han insistido en la necesidad de incrementar la vigilancia a la par que la aplicación de medidas punitivas más duras a fin de evitar el proceso de degradación que sufre este núcleo turístico en determinados puntos.
Discurso
Haciendo de la política de mano dura el eje de su presentación de ayer, el Consistorio dota de mayor credibilidad su apuesta por la mejora de la oferta turística, un discurso poco convincente si hubiera estado desprovisto de las medidas más urgentes y largamente reclamadas para la zona.
En ese sentido, la atención a la seguridad y el turismo responsable funcionó como marco imprescindible para la desarrollo de las nuevas acciones de promoción, centradas en la calidad y siguiendo la estela de la reconversión hotelera de la última década a la que hacía referencia el propio Martínez. «La reconversión ha sido exponencial, con más de 400 millones de euros de inversión y la mayoría de establecimientos pasando a ser de cuatro y cinco estrellas».