Este viernes, 23 de febrero y hasta el 7 de abril, abre de nuevo sus puertas la Fira del Ram. Una celebración centenaria, pero que ha transitado por diferentes rincones de Palma desde sus inicios, moviéndose a la par que el crecimiento urbano de la ciudad y del propio evento les forzaba a mudarse. En la actualidad, el recinto ferial de Son Fusteret es el punto de encuentro, asentado en la periferia y con facilidades para aparcar.
Pero desde sus orígenes como tal, allá por el siglo XVIII en el convento de Santa Margarita -aunque las raíces religiosas nos temiten a los siglos XV y XVI-, para derivar en la calle Sant Miquel de Palma y ocupar parte de su espacio, las atracciones y tenderetes han pasado por otras ubicaciones. La Rambla fue la más emblemática y la que permitió su asentamiento en ese espacio, para crecer hasta la actual Plaza del Tubo, espacios en los que cimentó su crecimiento durante el siglo XX.
Ya en los años 80, llegó un cambio de entidad, sacando del centro de Palma la Fira del Ram para ubicarse en lo que hoy es el Parc de la Mar, antes de alcanzar su forma definitiva. Tras ello, el recinto temporal pasó a instalarse provisionalmente y por un corto espacio de tiempo en el Nou Llevant, donde vemos actualmente el Parc Krekovic.
Desde ahí y en los 90 y en la franja del cambio de siglo, fue junto al torrente de Sa Riera y tras el desaparecido estadio Lluís Sitjar, en plena Falca Verda, donde las atracciones se hicieron fuertes durante años, hasta que hace más de una década llegó a su actual emplazamiento, en el recinto ferial de Son Fusteret, pegado al polígono de Son Castelló, donde ha vivido situaciones tan complejas como la pandemia, que dejó a numerosos feriantes atrapados durante meses en la Isla.