La fisonomía de una barriada que pierde su esencia a marchas forzadas se está viendo alterada por el nuevo modelo constructivo que se ha adueñado de buena parte de la zona norte de La Soledad. Al triste panorama que dibuja el cierre de buena parte del tejido comercial se suma el abandono de muchas de las tradicionales plantas bajas que dibujaban la silueta de la zona norte de ese espacio dividido en dos por la calle Manacor.
La zona de La Soledad norte se ha visto afectada especialmente por este fenómeno. En la zona sur, la confluencia con el floreciente Nou Llevant y el foco de conflictividad existente y latente forzaron años atrás la marcha de buena parte de los vecinos tradicionales o de sus herederos, que no veían la posibilidad de seguir habitando en ese punto de la geografía palmesana y o han abandonado esas propiedades o las han vendido, en algunos casos a constructoras que ven posibilidad de negocio.
Con el paso de los años, ese abandono se ha extendido a La Soledad norte. Con la plaza de Sant Francesc Xavier como eje, en numerosas de las calles que forman el núcleo duro (Sureda, Regalo, Sant Rafael, Son Nadalet, Josep Martínez, Sant Leandre...) se observa el abandono y cierre -e incluso tapiado- de numerosas plantas bajas, e incluso algunas de ellas han pasado a mejor vida para dejar su espacio a solares abandonados o a construcciones de nuevo cuño o derruidas.
Esas obras suponen un cambio en el perfil, pasando de esas citadas plantas bajas a construcciones de un máximo de dos alturas -más la planta baja-, acordes con la idiosincrasia urbanística de la barriada, con edificios poco elevados, aunque el diseño de esas nuevas construcciones da un nuevo color y aire que contrastan con la imagen de toda la vida.
Esas construcciones llevan consigo la llegada de un nuevo perfil de vecinos, dentro del proceso de crecimiento natural y ante la ausencia de oferta de vivienda que, en esa zona de Palma, se hace más asequible que en otras barriadas. Junto a ello está la vivienda de alquiler vacacional, cada vez más frecuentada por turistas que transitan por la zona especialmente en verano, generando la aparición de negocios como uno de alquiler de motocicletas.