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«Los funcionarios trabajan para los ciudadanos, no tienen color»

La secretaria del ex alcalde José Hila, María Rosa Pons, se jubila tras 34 años en Cort

María Rosa Pons con José Hila, en el último día de la legislatura

| Palma | |

El pasado viernes fue el último día del alcalde socialista José Hila pero también de María Rosa Pons, la que ha sido su secretaria en los últimos seis años. Empieza una nueva etapa para esta funcionaria que recaló en Cort en 1989 y que ahora pasa a la jubilación. El viernes Pons no podía reprimir la emoción al poner fin a 34 años en ‘La Casa'. «Ha sido un gran equipo, el trato ha sido exquisito. Está bien que se sepa», insiste Pons, que reconoció que se jubilaba con la salida de Hila y su equipo tras las elecciones. «Se han hecho querer y a los funcionarios nos han hecho la vida muy fácil», advierte.

Pons ha estado durante los últimos seis años trabajando con Hila como secretaria: los dos primeros mientras fue regidor de Urbanisme y los cuatro últimos, como asistente de alcaldía. Pons rompe una lanza a favor de los funcionarios y advierte que no es de ningún partido: «Trabajamos para los ciudadanos. Da igual el color del gobierno». Una de las frases de Pons resume muy bien su labor: «Una secretaria vale más por lo que calla que por lo que cuenta». Durante estas décadas ha visto pasar a todos los alcaldes de la democracia, ya sea desde Transportes o en Urbanisme, donde trabajó muchos años.

María Rosa Pons, el viernes, en su último día de trabajo como secretaria del alcalde de Palma.

«Entré en 1983, cuando estaba Ramón Aguiló. En 1991 entró Joan Fageda y felicitaba la Navidad funcionario por funcionario. Vino, se me abrazó y me deseó felices fiestas. Pensé que me había confundido con una conocida, pero es que él era así con todos», explica. También recuerda a Catalina Cirer pero ya fue con Hila con quien estrechó el contacto laboral. Pons encarna a una generación, la de los baby boomers, que entró en tromba en el Ajuntament dada su expansión, por lo que ahora se están jubilando en masa. «En cinco o seis años entró mucha gente en Cort. Para acceder a 30 plazas se apuntaron a las oposiciones mil personas».

Ahora el nivel es altísimo, «tenemos licenciados con masters que se presentan a auxiliar administrativo». Su generación vivió la revolución de Cort. «Ahora hay dependencias municipales en Son Pacs, en San Fernando, Avingudes... Antes estaba todo en la plaza: el edificio de Ca Na Cati y lo que es ahora el hotel Cort». Y tiene un recuerdo: «Cuando iba al colegio no me dejaban hablar en catalán y me obligaban a cantar el ‘Cara al sol'. Esto los jóvenes ya lo han olvidado».

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