«Esto en Berlín no lo permitirían. Me lo dijo una periodista germana que vino a entrevistarnos, que me preguntó que porqué odiábamos a los alemanes. Y no es eso: es que ella reconoció que en su país están prohibidos los conciertos al aire libre». Los vecinos de la Plaza de Toros están en un sinvivir desde hace unos días y, de paso, hacen una inmersión en la cultura germana. Muy a su pesar. Este miércoles se ha celebrado la primera jornada del festival Schlagersterne, que ha convertido el Coliseo Balear en su centro de operaciones y desde las seis de la tarde y hasta la medianoche se ofrecerán conciertos y actuaciones de artistas de Alemania, Austria y Suiza.
Los vecinos han mostrado su indignación. Basta con hacerse con una app de medición de decibelios: en sus salones, cocinas y dormitorios se alcanzan hasta 80 decibelios mientras los cantantes del norte de Europa desgranan sus grandes éxitos. Los residentes, mientras tanto, temen otra jornada sin poder pegar ojo. «En los peores tiempos del Coliseo, había vecinos con ataques de ansiedad, depresión e insomnio», cuenta S.H., que prefiere permanecer en el anonimato pero habla en nombre de los sufridos residentes.
En su dormitorio se alcanzan los 79 decibelios y ya dan por sentado que no podrán pegar ojo. Tampoco ver la tele ni leer. «Según la normativa, debería haber un máximo de 30 decibelios con las ventanas abiertas y 25 si están cerradas», explica S.H., que se conoce a fondo la regulación municipal. No en vano la Associació Veinal Coliseo nació en 2007 para luchar contra los ruidosos eventos que tenían lugar en la Plaza de Toros: desde conciertos de rap hasta los escandalosos espectáculos de coches y motos, que podían llegar a los 100 decibelios. «Hacían tanto ruido que se movía hasta la nevera del temblor», recuerda.
Ahora se temen que la Plaza de Toros se convierta de nuevo en escenario de festivales musicales. «No es solo el día del concierto. Es que también están los ensayos de los días previos y el ruido del montaje y desmontaje de los escenarios», denuncia S.H. Todo esto mientras la música atronadora se cuela en su casa y apenas se puede escuchar una conversación normal.
Este jueves está previsto que se reúna la Associació Veïnal Coliseu para tratar el tema y plantearse la estrategia de cara al verano, que temen que será duro. «Esto es ilegal pero el Ajuntament de Palma nos ha dicho que suponen 10.000 camas porque han traído turistas de fuera», se lamentan las víctimas del festival germano, que advierten que «es una vergüenza lo que está pasando aquí, en Santa Catalina y en sa Llonja».
La Plaza de Toros acogió la macrofiesta de estudiantes donde se produjo el contagio masivo de coronavirus en 2021. Ayer 3.000 personas asistieron al festival de música germana y se esperan que vengan otras tantas hoy, gracias a los paquetes turísticos que se han vendido en sus países de origen. El bloqueo de plazas de aparcamiento en la zona también ha sublevado a los vecinos.